Sorpresas del Destino

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Mi nombre es Hernán Ramírez y llevo viviendo en Japón hace mas o menos 7 años aún a pesar del tiempo no domino por completo el idioma pero me podía comunicar con mi esposa bastante bien. Vine a Japón por cosas de trabajo en el área turística y ahora soy metre en uno de los hoteles más importantes de la ciudad de Saitama. Conocí a mi esposa en el hotel ya que ella era una de las camareras, a pesar del puesto nuestras edades eran muy similares aunque yo era 2 años mayor que ella, congeniamos de inmediato y nos hicimos muy buenos amigos, como ambos trabajamos en el hotel nos comunicabamos en inglés, pero como estaba en Japón debía aprender a hablar el japonés también. Éramos de la misma religión y curiosamente íbamos a la misma capilla hasta que después del año nos hicimos novios, esos momentos fueron muy gratificantes, el noviazgo no disminuía la calidad laboral, ya que tanto Maho como yo éramos muy profesionales en lo que hacíamos y nadie se daba cuenta, a los 6 meses de noviazgo confesamos nuestra relación a los jefes del hotel, ellos lo aceptaron siempre y cuando no perjudicara nuestras labores. A los 3 meses después organice un evento sorpresa dentro del lugar, obviamente pedí autorización a mis jefes y ellos me hicieron el favor de dejarle ese día libre a Maho, al día siguiente cuando mi novia llegó le di una sorpresa y le pedí su mano en matrimonio lo cual con lágrimas en su cara ella aceptó. El hotel nos pagaba muy bien por lo cual tuvimos 3 ceremonias, en el registro civil, en la iglesia y por último una en el hotel. Yo me fui a vivir a su casa y dejé mi departamento de soltero, a los 3 meses después tuve la noticia de que la mujer que más amaba y que ahora era mi esposa estaba embarazada, la abracé con todas mis fuerzas, no podía creerlo, en su vientre había una vida que llevaba mi sangre. Fueron unos largos 9 meses con altos y bajos pero todo salió normal, nació una preciosa niña a quien llamamos Arimi. Era muy risueña y alegre y los primeros 5 años era como estar en el paraíso pero Dios quería otra cosa para mí hasta que llegó ese fatídico día... A las 5 de la tarde Maho tenía un asunto pendiente urgente lo cual se subió al vehículo de una de sus mejores amigas, yo estaba preocupado porque había un temporal bastante fuerte, la carretera estaba tan mojada que las ruedas del auto se deslizaban por el pavimento, el auto llego a un puente no muy alto y perdieron el control cayendo al duro suelo de concreto que había por debajo matando a mi esposa y a su amiga gravemente herida. Mi hija tenia 5 años de edad y tuve que hablarle de una forma que ella entendiera, mi esposa murió y no volverá al menos no por ahora. Los documentos de inmigración no requieren que vuelva a Chile ya que enviude y no me divorcie, pero su funeral asistieron familiares, amigos compañeros de trabajo y por supuesto yo y Arimi, la despedimos como se lo merecía pero ahora está dentro de mi responsabilidad como padre el cuidar de mi niña.

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