Morinaga no podía estar más feliz, su senpai decidió visitarlo un fin de semana en Hamamatsu, eso significaba mucho para el menor. Después de una jornada exitosa en el trabajo salió junto a Souichi a cenar, y debido al clima helado decidieron regresar al apartamento del menor a resguardarse de una posible lluvia; Souichi fue el primero en tomar una ducha, ya aseado salió del baño con su pijama, sólo faltaba secarse su larga cabellera. Souichi caminó a la sala, donde Morinaga veía un documental en la televisión, se sentó a un lado del peliazul y comenzó a secarse el cabello.
- Senpai, permítame ayudarle. - se ofreció el peliazul extendiendo su mano a la toalla de su senpai.
- Yo puedo ocuparme, mejor ve a tomar un baño. - contestó en el mayor.
- Eso lo puedo hacer después, pero el clima está demasiado frío y no quiero que se enferme, por favor, déjame ayudarte, no es molestia. - Morinaga tranquilamente tocó la mano de Souichi.
Souichi, algo sonrojado y sin verlo a los ojos, asintió. Morinaga sonrió feliz, se paró y apoyó una rodilla en el sofá, comenzó a secar el cabello de su senpai. Morinaga estaba concentrado en su labor, pero el rubio sentía algo extraño en su pecho, se sentía cálido, su corazón latía algo acelerado, sentía cosquillas por su cuello, ya que Morinaga, ajeno a esto, rozaba la toalla o sus dedos por sus orejas, mandando unos agradables escalofríos al rubio. Por alguna razón, se sentía seguro a un lado del más joven. Pasaron los minutos en un agradable silencio entre ellos, con la voz de fondo de la televisión.
- Listo, senpai. Ya iré a bañarme. - dijo Morinaga regalándole una pequeña sonrisa, se levantó del sofá y se llevó la toalla con él. Souichi dejó salir un suspiro, que Morinaga le secara el cabello le había dado sueño, estaba disfrutando tanto...
- "¿Pero que estoy pensando?... solo es cansancio, es todo."-
En poco tiempo, Morinaga salía del baño en pijama con una toalla en la cabeza, terminando de secarse el cabello. Caminó a la pequeña cocina y colocó en la estufa una tetera llena de agua, ya que con aquel frío meritaba una buena taza de café. Morinaga observaba a distancia a su senpai, se veía relajado, atento a su lectura, el cabello se deslizaba por su cara y su senpai con sus dedos los pasaba detrás de su oreja, algo muy común, pero para Morinaga era sumamente hermoso, realmente le volvía loco Souichi. Una vez la tetera se calentó sacó dos tazas de una gaveta y sirvió aquel liquido caliente, para Souichi era café negro con una sola cucharada de azúcar, para él eran dos cucharadas y una pequeña cantidad de crema. Caminó con cuidado a la pequeña sala, llamando la atención del mayor, Morinaga le ofreció una taza, él aceptó. Morinaga se sentó a un lado de su senpai, dando pequeños sorbos a su café, y continuó con el documental de hace rato, Souichi seguía inmerso en la lectura, dando ocasionales tragos a su café.
Así estuvieron por un tiempo, el ambiente era cómodo para ellos, era familiar, se podía oír que llovía, no era tan fuerte la lluvia, pero sí bajo la temperatura del cuarto. Morinaga no lo percibía tanto, pero Souichi empezaba a sentirse algo entumido, él no toleraba muy bien el frío. Pensó en pedirle un suéter a su ex kohai o una manta, pero considerando de Morinaga era mucho más grande que él probablemente le quedaría demasiado holgado, y sabiendo del carácter infantil del menor no pararía de decirle lo "adorable" de su apariencia, y las mantas que había en su cama eran del gato azul cósmico (maldijo el día en que Morinaga compró aquellas mantas) ... primero muerto a pedirle alguna de las dos cosas a su ex kohai.
Morinaga estaba concentrado en su programa, cuando iba tomar otro trago del café se llevó la sorpresa de que ya se lo había acabado, decidió hacerse otra, iba preguntarle a su senpai si quería otra taza, al mirar a Souichi notó que este intentaba calentar una de sus manos con su aliento, mientras trataba de seguir con la lectura, el mayor temblaba algo por el frío. Sin decir nada se levantó del sofá, fue a la cocina y comenzó a hacerse otro café, mientras se calentaba el agua se dirigió a su habitación y abriendo el armario sacó una manta afelpada de color gris, estaba seguro que si llevaba la manta de "Doraemon" Souichi le gritaría... si le iba bien. Regresó, tomó su taza y volvió junto a su senpai, dejó la taza en una mesita.