Una nota mal tocada

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La vista de aquel piano en el salón de la ancestral casa de la familia Black hizo que el corazón me diera un vuelco. Ron pareció notarlo y, tímidamente, señaló el instrumento con la mano mientras bajaba la mirada:

-¿S-sabes tocar el piano?

-Aprendí algo con mis padres -hice memoria mientras entraba en la sala y pasaba mis dedos por las teclas llenas de polvo-. Creo que sé el Für Elise de Beethoven.

-¿Beethoven? ¿El perro?

Decidí hacer oídos sordos a aquella pregunta, aunque no pude evitar que se me escapara una leve sonrisa. Solo a Ron se le podía haber ocurrido aquello, era tan... Único.

-No, el compositor alemán -tomé asiento ante el piano-. ¿Quieres aprender?

-Creo que sé yo solo -respondió altivo mientras se sentaba a mi lado-. Percy solía tocarlo.

Colocó sus dedos sobre las teclas y comenzó a aporrearlas sin piedad, consiguiendo que temiera que hundiera alguna tecla dentro del instrumento.

-¡Para, para, para!

-¡Es este maldito piano! ¡Está desafinado! -y siguió con su cometido.

Tuve que agarrar sus muñecas y alejarlas del piano antes de que aquella antigua reliquia terminara en un vertedero.

-Debes hacerlo de forma más delicada, como si acariciaras a alguien...

Coloqué mis finos dedos sobre las teclas y comencé a tocar la melodía, embriagándome con ella, notando cada nota tocada en mi alma, viviendo aquel momento. Tan embebida estaba que mi dedo se deslizó a la siguiente nota y la magia se evaporó al instante cuando el sonido no encajó en la melodía.

-¡No, otra vez no! Debo intentarlo de nuevo...

-Se te partirán los dedos de tanto practicar.

Suspiré molesta tras oír aquella voz a mis espaldas. Pasando del tema, volví a comenzar de nuevo, escuchando sus zapatos de cuero resonando en los suelos pétreos de la sala. Cuanto más oía sus pasos acercándose, más se me aceleraba el corazón.

¿Por qué?

-Deberías parar.

Seguí tocando sin escucharlo.

-Lo digo en serio.

Cerré los ojos y centré mi atención en la melodía, hasta que llegó aquella maldita nota...

-¡Maldición! -grité frustrada-. ¡¿Por qué no me sale?!

-Porque tratas al piano como un matón trata a un enclenque. Déjame un sitio.

Estaba claro que no se iba a ir de allí hasta que no consiguiera lo que quería, así que me aparté a un lado bufando, notando cómo tomaba asiento a mi lado.

-La melodía es esta, ¿no?

Colocó sus largos dedos en las teclas y, para mi sorpresa, la sala se inundó de aquella melodía que yo tanto quería conseguir. Era una magia muy diferente a la conocida. Era la magia de la música, capaz de hacernos sentir cualquier tipo de sentimiento con unos pocos acordes bien tocados. Pasaba sus dedos por aquellas teclas como si las acariciara, como si estuviera tocando un objeto muy delicado.

Llegó a aquella nota maldita y, de forma que no entendí, movió el dedo hacia otro lado y la melodía sonó perfecta.

-Espera.

Se detuvo y me miró.

-¿Qué pasa?

-Eso no es lo que pone en el pentagrama.

Una nota mal tocada [Tomione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora