I need some sleep + yoonjin

d o s

SON COSAS DEL DESTINO

Yoongi mantenía sus orbes achocolatados en los tachones que tenía en esas hojas amarillentas de su escritorio, debía plantear al menos el tema del que trataría su próximo libro, pero no había ninguno que llamara su atención, con un cigarrillo consumiéndose lentamente en su mano izquierda y un vaso de whisky en la otra, se disponía a navegar en las profundidades de su alma, reviviendo los momentos en los que tenía a su musa acompañándolo, con él era invencible.

En el pasado Seokjin se encargaba de brindarle todo el amor que alguna vez Yoongi necesitó, construyendo palacios en las ruinas que la muerte de Seulgi habían causado. Kim reemplazó lágrimas por felicidad, había logrado que Dahyun durmiera en paz sin que los temores nocturnos se hicieran presentes, permitió que los corazones de la familia Min se abrieran con gozo y esperanza hacia un nuevo mañana, él hizo todo lo que alguna vez Yoongi anheló. 

Él había sido la única persona, a parte de Seulgi, que lo había amado incondicionalmente, no importaba el comportamiento reacio que tomaba en algunas ocasiones, ni las cicatrices de cigarrillos en lugares estratégicos de su cuerpo. Sonrió con nostalgia cuando una oleada de recuerdos hermosos y brillantes dominaron en su mente, recordó el momento en que sus ojos oscuros lograron atrapar la mirada de aquel hermoso joven en un bar de mala muerte, acababa de perder a la mujer que más amaba en el mundo, quería ahogar sus dolores en alcohol, drogas y mujeres.

Nunca imaginó que allí encontraría a una persona como lo era Seokjin, él claramente no encajaba en ese lugar, no restregaba su culo en los penes de los otros hombres por placer, ni abría sus largas piernas para que sus clientes lo follaran sin compasión alguna porque le gustaba ser sometido. Además, era un ser que brillaba entre toda la mierda de ese bar, incluyéndose, no creía en lo que decía su pequeña hijita acerca de las personas que están destinadas a ser, pero en ese momento, Yoongi empezó a dudar.

Miró con cansancio a la nada mientras que tiraba la colilla de cigarrillo en alguna parte de aquella fría habitación, con pasos lentos fue hacia el pequeño mueble que era adornado por los dibujitos que hacía su hijita cuando apenas tenía dos años de edad. Dejó escapar un suspiro de sus agrietados labios, necesitaba recoger a Dahyun de la escuela antes de que el tráfico se hiciera presente, allí tal vez irían a visitar a Namjoon, necesitaba desahogarse, y su mejor amigo era la mejor opción.

Y la única que tenía en realidad.

No quería atormentar a su hija de ocho años con todos los problemas que carcomían con cada día una parte de su insano corazón. Tarde o temprano se reencontraría con el dueño de su vida, y cuando ese momento llegara sería el hombre más feliz del mundo, porque así acabaría con su sufrimiento y con la mugrosa vida que estaba teniendo Dahyun al estar junto a él.

Solo quería que pronto se acabara su sufrimiento, sí eso quería.