Cap. 1: La tierra

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Tras derramar lágrimas por Costia, Lexa sentía que su vida había perdido todo sentido

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Tras derramar lágrimas por Costia, Lexa sentía que su vida había perdido todo sentido. En esos momentos de profunda tristeza, buscaba refugio en la meditación, donde se conectaba con los comandantes. Aunque muchos desconocían este vínculo, estos seres la guiaban de diversas maneras. Dependiendo de la situación que Lexa enfrentara, algún comandante se conectaba con ella. En esta ocasión, fue la mismísima Becca quien se manifestó en su mente.

—Hola, Lexa, ha pasado tiempo desde aquella vez que descubriste tus sentimientos por Costia. Ahora que ya no está en tu vida, ¿qué consejo deseas de mí? —preguntó Becca.

Lexa permaneció pensativa.

—Mi exposición me hizo vulnerable, permitiendo que la Nación del Hielo aprovechara mi debilidad para manipularme y tomar decisiones equivocadas. Solo quiero prometer que eso nunca volverá a suceder.

—Lexa, no se trata de eso, respondió Becca. Todos los comandantes antes que tú solo magnificaron la violencia y el salvajismo, pero tú fuiste la única que logró equilibrar todas las cualidades necesarias para ser una gran líder. Por eso has logrado unificar los clanes, algo que los anteriores comandantes no pudieron lograr en su totalidad. Eres Lexa Kom Trikru, la comandante con más adeptos. Tu pueblo no te teme como a los anteriores líderes, a quienes solo unía el miedo a las represalias. En cambio, a ti te respetan, Lexa, porque has logrado equilibrar lo bueno y lo malo. No puedes suprimir ninguna de tus emociones, pues eso crearía un desequilibrio. Escucha, Lexa, no cierres tu corazón.

En ese instante, Lexa escuchó pasos recorriendo el pasillo que conducía a sus aposentos. Al abrir los ojos, vio a un mensajero de Trikru llegar para informarle sobre lo que la Gente del Cielo había hecho con sus 300 soldados.

Al conocer los hechos, Lexa solo sintió ira, una ira que no había experimentado desde el momento en que descubrió la cabeza de Costia en su cama, la misma cama donde habían compartido su amor incontables veces.

Lexa tomó la decisión de partir de Polis y regresar a su tierra natal, Trikru. Era un viaje que llevaba consigo una carga personal profunda, pues los guerreros caídos pertenecían a su propio pueblo, a su propia gente. La sangre derramada resonaba con mayor intensidad en su corazón.

Accedió a reunirse con la líder de la gente del Cielo. La expectativa se apoderó de ella mientras esperaba dentro de su tienda la llegada de esta nueva enemiga que había descendido de las alturas, una amenaza para su pueblo y su estilo de vida. En ese instante, una joven de cabello rubio y ojos azules profundos irrumpió en la tienda. Sus ojos, del mismo color del cielo del que provenía, irradiaban una fuerza que Lexa no pudo evitar admirar. En ese primer encuentro, la enemistad inicial se vio opacada por una conexión inexplicable.

Tras el encuentro, Lexa no podía apartar a Clarke de sus pensamientos. Era una sensación casi orgánica que la impulsó a meditar y buscar consejo en sus comandantes. Esta era una práctica poco conocida, pues generalmente era un comandante quien guiaba al regente. En el caso de Lexa, Becca fungía como su mentora y confidente.

Entre El Cielo y La TierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora