Capítulo 3

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Spencer despertó en medio de la noche, agitado. Había estado soñando con la maldita revista y con Aaron Hotchner de nuevo. Cuando abrió los ojos, tardó unos instantes en recordar dónde se hallaba. Primero sintió el calor de un cuerpo a su lado y, después, fue consciente de que su jefe estaba en la cama con él. Hotch le estaba dando la espalda y él lo envolvía con su débil brazo por la  cintura. Comenzó a acariciar el abdomen del mayor lentamente, con la palma de su mano. Sabía que estaba mal pero deseaba el contacto. Necesitaba más y metió las mano por dentro de la fina camiseta. Jadeó al sentir la tersa piel bajo las yemas de sus dedos. Cada hendidura en el torso de su jefe hacía que su polla despertase un poco más de su letargo, algo bastante común en esos últimos días. 

Sacó la mano lentamente y escuchó un gruñido del mayor. Falsa alarma, seguía dormido. Su polla estaba ya totalmente erguida y el roce con el culo de Hotch en esa posición tan... sugerente estaba llevándole al límite. Se levantó corriendo al baño, tratando de ser discreto, y se encerró allí. Bajó sus pantalones y calzoncillos hasta las rodillas y comenzó a acariciarse despacio, manchándose de líquido preseminal. Cerró los ojos imaginándose que sus húmedos dedos eran en realidad la lengua del hombre que dormía tras la puerta del baño. Comenzó a jadear sintiéndose cerca de la liberación que necesitaba. Cuando por fin se corrió, un suave "Hotch"  escapó de sus labios.

Cuando despertó de nuevo, estaba solo en la cama. Su alarma no había sonado todavía pero su jefe ya no estaba allí. La almohada olía a él y el chico no pudo evitar hundir en ella su nariz para aspirar aquel delicioso aroma. Era temprano, estaba cansado y podría haber seguido durmiendo. En lugar de eso, se levantó y se vistió para ir a martirizarse viendo a su superior pasar de él. Salió por la puerta dejando la cama hecha y bajó al comedor. Gideon y Hotch estaban desayunando mientras hablaban tranquilamente en una mesa apartada en la cafetería del hotel. Como no quería interrumpir, se sentó alejado. En seguida llegaron Morgan y las dos chicas y se sentaron con él. Al terminar se encaminaron a la oficina de la agente Calvin, pero tuvieron que cambiar de rumbo cuando recibieron una llamada de la misma alertando de un nuevo tiroteo en una cafetería. De nuevo sin víctimas mortales y en otra jurisdicción.

Como bien había señalado Gideon, la presencia del FBI y de los medios estaba aumentando el deseo de atacar del sudes. No habían pasado más de 48 horas desde el último tiroteo y ya había actuado de nuevo. Lo mejor iba a ser dar ya un perfil, algo con lo que la policía pudiese empezar a trabajar.

Después de comer, se reunieron en la oficina de la policía estatal, la única con poder en las diferentes jurisdicciones en las que el sujeto había herido a alguien. JJ pidió a todos que ese primer perfil permaneciese en secreto, que no pasase a los medios de comunicación; todos parecieron estar de acuerdo.

Después de ella, Hotch ocupó una posición central para hablar al resto de agentes allí presentes. Spencer le observaba en la distancia asiendo con fuerza la correa de su vieja bandolera. El mayor empezó a enumerar las características del sujeto: varón, entre 30 y 40 años, carente de empatía, narcisista y paranoico, incapaz de admitir sus propios errores, conductor de una furgoneta que facilitase su actuación y encubriese el ruido de los disparos, sin amigos, probablemente policía, cambiando siempre de trabajo dentro de una misma profesión... Tuvo que detenerse cuando uno de los agentes se burló del perfil. El sargento Weigart, claramente molesto, les animó a seguir la conversación en su despacho.

Hotch, Elle y JJ se encaminaron al despacho del sargento para pedir una reconstrucción del tercer tiroteo en el cambio de turno al día siguiente, mientras Gideon terminaba de hacer algunas anotaciones sobre el caso y Spencer acudía al baño por segunda vez ya ese día. La voz de Hotchner, tan profunda y grave, hacía que toda su cordura desapareciese en segundos. Cuando logró aliviarse, salió en busca de Gideon. Se colocó detrás de él sin saber muy bien qué decir. Este notó su presencia y levantó la cabeza un segundo par mirarle, luego volvió a lo que estaba haciendo.

Presión en el gatillo. (Hotchner/Reid) Finalizada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora