1 | El Regreso.

33 0 0
                                    

Sentada en el asiento cercano a la ventana en el avión camino a Beacon Hills, una chica miraba como las gotas de lluvia se resbalaban por la ventana e imitaban una carrera por llegar hasta la parte baja de esta, mientras escuchaba la suave melodía de Every Breath You Take en los auriculares. Debatiendose mentalmente entre leer el siguiente capítulo de Eleanor & Park o ver el siguiente capítulo de That 70's Show. Al menos hasta que fue interrumpida de su discusión interna por la mano de alguien agitando su hombro.

–¡Maeve! ¡Te estoy hablando!– Habló Emmanuel, su padre, desesperado entre susurros.–¿Qué tan alto escuchas eso?

–Lo siento.– se disculpó ella, dedicándole su más grande sonrisa.–¿Qué me querías decir?

–Creí que estarías más emocionada por regresar.– Habló su padre sin despegar la vista de su libro. – Cuando te dije que regresaríamos parecías muy emocionada.

–Si lo estoy, solo que no lo sé, tal vez es porque aún no me creo que por fin veré a todos.– Contestó con indiferencia enmascarada de un intento de emoción. Terminando el pequeño intento de conversación por parte del hombre.

Pero claro que lo sabía. Al principio, regresar le parecía algo estupendo y estaba inmensamente feliz, pero mientras más lo penaba, más recordaba que poco a poco sus amigos se fueron esfumando poco a poco de su vida y parecía que no querían estar cerca suyo.

Finalmente, la chica se decidió por la tercera opción que pareció la más fácil y conveniente, que era tomarse un pequeña siesta para lo que restaba del viaje.

(...)

Despertó al sentir una leve sacudida en su hombro, que realmente era su padre avisándole que habían aterrizado hace unos minutos y que debían salir del avión.

Camino a casa comenzó a pensar en lo que realmente significaba regresar a Beacon Hills.

Enfrentar las múltiples preguntas sobre su repentina ausencia por parte de Stiles, los regaños de Lydia y Allison por no dar previo aviso de su misteriosa partida y el discurso por el cual no debería dejar de esa manera a sus amigos de Scott.

Pero en el fondo, su mayor preocupación era por qué repentinamente sus amigos comenzaron a desaparecer de su vida. Por más que los invitaba a salir y hablar con ellos, terminaban encontrando una excusa para cubrirse a ellos mismos.

Todo era muy extraño para ella, en toda su estadía en Virginia no recibió ni un solo mensaje, llamada o e-mail de sus amigos.

El taxi llegó a casa antes de que algunos de los dos pasajeros se diera cuenta. Y por cada paso que daba ella, pensaba en dar explicaciones a quien la pidiera, sin siquiera saber realmente lo que diría. Demonios, ni siquiera ella misma sabía que había pasado realmente.

Al acercarse a la puerta, la chica comenzó a sentir como poco a poco sus manos se humedecían, y la manera en la que sus piernas comenzaban a temblar.

Tan solo segundos después, la puerta principal se abrió, revelando a una cansada pero algo emocionada Señora Martin, que al ver a su hija sonrió; aunque al parecer de está, lució más como una mueca, pero lo dejó pasar.

–¿Cómo estuvo su vuelo? Espero que bien, ¿Emmanuel podemos hablar un segundo?– Habló seria, casi inmediatamente se dirigió a la cocina, muy apenas dándole tiempo a ambos para articular una respuesta.

–Mamá, ¿Dónde está Lydia?– Era extraño que no estuviera aquí, ya que se supone que ella estaba consciente de que ambos llegarían hoy.

–Oh, lo que pasa es que hoy llegaba Allison de un viaje que hizo a Londres este verano, pero tal vez regrese más tarde.

The Sun | Stiles StilinskiWhere stories live. Discover now