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"Mierda..."

YoonGi se encontraba en una especie de colapso mental, su cuerpo estaba enteramente tensado y no sabía como reaccionar a la situación actual a la que había sido sometido.

— TaeHyung... — Pronunció con esfuerzo, intentando que su voz saliera demandante y molesta, cosa que termino completamente mal y lo único que se pudo percibir fue un pesado jadeo —. Para.

Pero TaeHyung no lo escuchó en lo absoluto, o bueno, lo hizo, pero decidió ignorarlo y disfrutar de los ligeros jadeos y gemidos que su Hyung trataba de contener, mordiendo su labio inferior agachando su cabeza para tratar de ocultar su potente sonrojo con su flequillo.

— Kim, detente —, Colocó su mano sobre el saco del menor, arrugándolo al estrechar sus dedos sobre la tela causado por las sensaciones que le estaban brindando las hábiles manos de su dongsaeng —. Por favor...

YoonGi no aguantaba todo el bochorno que sentía en tal situación, las caricias en sus partes intimas que recibía de parte de TaeHyung le gustaban tan mal que le era imposible no evitar frotarse al proveedor de esas terribles sensaciones. TaeHyung, por el contrario, lamentaba que al estar en un lugar publico su hermoso Hyung tuviera que contener aquellos cautivantes sonidos su linda boca emitía.

La cabeza del mayor termino escondida en el cuello de TaeHyung, su labio inferior terminó apresado entre sus dientes con fuerza tratando de evitar que sus gemidos que trataba de reprimir fueran escuchados por el resto de las personas que abordaban el mismo tren que ellos, que gracias a lo lleno que estaba no se notaban las descaradas caricias que el castaño le proporcionaba al rubio.

— Tae... — Gimió en su oído YoonGi, provocándole un escalofrío al menor quien seguía brindando suaves (o no tan suaves) caricias a su miembro por sobre la tela de su pantalón.

— ¿Sí, Yoonnie? — Preguntó con cariño, sonriendo con malicia al meter una de sus manos frías dentro de la ropa interior de su Hyung, divertido por el respingo que éste dio mientras llevaba una de sus manos a su boca para evitar ser descubierto.

— ¿Pu-Puedes parar? — Lo miró a los ojos y TaeHyung sintió que su corazón se detenía.

Pequeñas gotas cristalinas y saladas se encontraban acumuladas en sus bellos orbes marrones debido a la frustración que sentía y otras cuantas más resbalaban por su frente, pegando unos cuantos de sus mechones rubios hasta pasar por sus mejillas tintadas de un fuerte carmín que reflejaba todo el bochorno que sentía en ese momento; y sus labios húmedos y rojos eran fuertemente apretados evitando soltar sonidos vergonzosos.

Su corazón fue apretado tan cruelmente que TaeHyung solo podía hacer una cosa. — Oh, bebé...— La mano libre de TaeHyung fue hasta su mentón y unió sus labios dulcemente creando un compás de movimientos suaves, demostrando todo el cariño que sentía por su hermoso Hyung.

La campana que indicaba la parada de estación del tren sonó, advirtiendo a ambos que tenían que desabordar el tren para ir a casa. TaeHyung se separó de su Hyung con una mirada traviesa y sacó su mano de su pantalón entregándole una carpeta para después huir rápidamente dejando a un YoonGi sólo y confundido en el vagón. 

— ¡Hyung, apresúrese! —Sonrió con diversión desde fuera del tren elevando su mano y agitándola para llamar la atención de su mayor —. ¡Debemos llegar a casa, Yoonnie!

Así de dedicándole una mala mirada a TaeHyung, YoonGi tapó su pequeño problema con la carpeta que antes recibió y salió del tren tratando de no ser descubierto. Caminó a paso rápido hasta el castaño y le tomó de la mano, arrastrándole con él.

— Vete a la verga, Kim.

— Solo si es a la tuya. 


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