La Metamorfosis del Vampiro (L.E.)

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Créanse lo más difícil de una existencia apartada de una sana cordura, más el impulso primitivo de algunos deseos guardados, el que me ha llevado al estado incompresible para los suyos, haciéndoseme algo fuera de lo real, de sí mismo y que no puede existir, ahora entenderán la transformación que experimenté tanto del cuerpo como del alma (que creía no tenerla) hasta que ocurrió lo eminente. Solo quiero escribir lo que hizo sentirme vivo por única vez.Habiéndome hundido en cama durante dos meses enteros, por alguna enfermedad de esas que dan sin aviso alguno, de esas que no sabes donde las contraes, me acabase resignando a la muerte.

Luego de haber asesinado a unos diez, quince o tal vez más, he perdido la cuenta ¡qué más da! Comenzaba a marearme y finalmente caer al suelo, sin dejar mi más presuntuoso porte, cual tengo desde mi infancia. Dado a un rasgo carente de vida, desconocía muchas cosas y por supuesto a personas, como lo que era una gota de roció en el rostro, cuando el cielo estaba a punto de desplomarse con la luz solar, al igual desconocía el sentir, no me iba, ni el mismo sol acariciase mi pálida piel, todo era inerte.

Comenzando a mi temprana edad en el vicio de la sangre, supe lo que era asesinar y sobrevivir, los humanos eran para mí, una molestia y mi alimento, si yo no los mataba, ellos lo harían conmigo. Logré avanzar y otorgarme excelente reputación en mi camino, por mi entendimiento y mis cualidades veraces, todo entorno a mi descendencia y moral, crecía en un ambiente sombrío y alejado de la humanidad.

Cuando al fin tuve la certeza de saber lo que era, de donde me origino y de donde debía ir, me volvía más frío y hambriento. No tarde en integrarme a un ambiente más centrado al de mi linaje. Tomado por fuerte, con un frio dentro de mí, caminaba entre todo mortal en la noche, sin sentir algún tipo de remordimiento o afecto hacia este tipo de criaturas que miraba desde encima de sus cabezas. Noté demasiadas cosas que aborrecí desde el momento que los conocí, su forma de vida, la manera tan patética en que se relacionan, sus guerras, sus envidias, su insaciable manera de mentirse y el afecto que jamás logré entender; odié todo aquello, dado que en mi enseñanza no había nada de eso, lo taché de falsedades e hipocresías. Todo inerte para mí, todo era mísero y sin sentido, todo era oscuridad, era, hasta que la noche me dejo presenciar ante mis pupilas, una pequeña luz entre tanta penumbra y gente insensible.

Ahí, en la explanada de una parroquia, sentada bajo el gélido aire de septiembre, mostraba su blanco rostro, una mujer de ojos claros, mi primera intención, acepto, fue seducirla para mis fines alimenticios. Pero al sentarme junto de ella, todo cambio, un aroma me erizó la piel, era tan dulce y acogedor; sin importar todos estos siglos viviendo entre ellos, jamás había conocido tan dulce aroma. Fue algo tan cautivador que me invadió todo el cuerpo, al grado que no me dispuse a hablarle siquiera. Ahí estaba, perpetuado a lado de esta bella criatura que transpiraba un dulce nepente que me cautivo sin demora, ahí embebido en el éxtasis ella volteo a mirarme y tras una pequeña, grácil y venusta sonrisa, gimió, como si se tratase de un último suspiro:

-Buena tarde ¿Puede decirme su hora? Por favor.

-Son cuarto para las ocho, señorita.

-Muchas gracias, señor.

-No se preocupe, Madame.

Volvió a sonreír. Por muy impresionante y extraño que parezca, su voz me hechizo, no era una voz de desconfianza y falsa, sino sincera, cálida, divina, cautivadora y aunque parecía estar enferma y la nube en sus ojos que note al mirarme, la percibí tranquila. Le protesté:

- ¿Puede ver mi rostro?

- Oh mi señor, lamento decepcionarlo, pero ese gran privilegio se me ha retirado.

Me dijo que no veía y que almacenaban lágrimas por dentro. Algo dentro de mi gélido cuerpo comenzó a tambalear, algo dentro de mi sintió la extraordinaria necesidad de darle mi afecto a esta noble criatura. Me acerqué a su oído y dije:

- ¿Es feliz Madame?

- ¿Disculpe? lo fui señor. Cuando podía ver el rostro de aquel que tanto ame. Pero ahora, no puedo recordar ni la forma de su cara, ni mucho menos su voz, es lamentable mi estado ¿no cree señor?

-Oh, entiendo, es cruel cuando se pierde al ser amado (realmente no comprendía, yo no había querido ni mucho menos amado a alguien... hasta ese momento).

La tome de las manos, a lo que ella reaccionó angustiada pero no las aparto, aceptó posar sus manos sobre las mías. Me acerque a su boca, se estremecía, sentí su aroma, escuche a su corazón latir más rápido. De momento inhalé su respiración hasta dejarla sin aliento. Luego las solté y partí. Ella se mantuvo en el mismo lugar tras mi acto lunático, sin decir nada, llevo sus suaves manos a su rostro y acaricio sus dulces labios rojos. Días después caí enfermo.

Tuve por enterado, mientras yo permanecía en cama por un conocido, que se recuperó y recobró la vista. Yo, ahora estoy gravemente enfermo y casi no puedo ver. Pero estoy tranquilo porque creo haber conocido y aprendido muchas cosas... incluso el Amor.

L.E.

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⏰ Last updated: Dec 18, 2019 ⏰

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LA METAMORFOSIS DE UN VAMPIROWhere stories live. Discover now