Unique.

2.9K 335 53
                                    

La tenue luz del sol del mediodía traspasaba la ventana hasta reposarse sobre la sencilla mesita de madera cándida, en la que el blanquito se encontraba sentado, preparando delicadamente el almuerzo para su abuela que se hallaba en un mal estado a causa del gélido invierno.

El ambiente sin duda era cálido en ese lindo hogar; pequeño, totalmente hecho de madera y limpiamente ordenado, como debía ser.
 Y en esa estación, YoonGi siempre tomaba asiento en la ventana en frente del lavabo de la cocina, ya que se puede divisar a la pálida nieve caer con pereza, adornando el suelo y los pinos verdosos, que eran sacudidos por una suave brisa fresca.
 
  ̶̶  ̶̶̶  Espero que a la abuela le guste.

Suspiró una vez que finalizó el almuerzo, deshaciendo su posición para caminar hacia el baño.

 
Giró la perilla para abrir el agua caliente, sintiendo su cuerpo ser tocado por las calentitas gotas que se resbalaban sobre su pálida tez, que era contrastada por sus pezones perfectamente rosáceos, al igual que sus mejillas, codos, hombros, rodillas y su pequeña nariz de botón.

Una vez perfumado y enjuagado, se retiró de la ducha con suavidad para prevenir algún resbalón.
Tomó la toalla y secó su cuerpo, posteriormente dejando su melena árida.

Las prendas fueron elegidas al azar; unos pantalones negros que se ajustaban y resaltaban sus delgadas piernas, una linda polera blanquecina tejida por su abuela y unos zapatitos del mismo color que sus jeans. Sin olvidar la hermosa caperuza color rojiza que caracterizaba al pálido por sobre todo, que siempre yacía sobre el tendedero de la esquina de su puerta.

Y sin más, salió a paso ligero y contento hacia la casa de su familiar, con la canasta en su mano.

ㅤ           

Si había algo a lo que el pequeño pueblito le temía en gran escala, era a lo que se escabullía en lo profundo del bosque en las noches.

Algunos decían que era un alma en pena, otros, que era un espectro con sed de venganza, pero todos coincidían en que cada vez que una desaparición sucedía en ese penumbro bosque, un aullido similar al de un lobo se podía oír retumbando por los árboles.

Y por esa razón YoonGi siempre tenía miedo de lo que le pudiera pasar a su abuelita, además de la incomodidad de percibir una mirada clavada en su nuca cada vez que pasaba por el bosque.

El camino era bastante largo, pero valía la pena hacerlo por la salud de su abuela, no importaba si por cada paso que daba el miedo aumentaba.

 Crack.

Se escuchó detrás del pálido. Inmediatamente giró su torso, intentando encontrar con su mirada el lugar de donde provenía el sonido.

Pasó saliva duramente por su faringe, tensando sus músculos  ̶̶  ̶̶̶  ¿H-hola?  ̶̶  ̶̶̶  preguntó inerte.
Al no recibir respuesta, se guió al frente aún dudoso, comenzando nuevamente a caminar por el sendero de nieve.

Un gruñido. Un gruñido era todo lo que el frágil pequeño tenía que oír para echarse a correr con desesperación.
Era absurdo, lo sabía, pero era mejor prevenir que lamentar; así que optó por mover sus piernas lo máximo que estas se lo permitían.

Pasos se oían detrás de su anatomía alterada. Eran rápidos, fuertes y alarmantes. Nadie podría sentir el miedo que sentía en ese momento, sólo él.
No había donde ir, se veía acorralado por un pequeño lago cristalino, en el que en su izquierda se encontraba una pequeña cabaña un poco estropeada. No lo dudó dos veces y corrió hacia ella.

cappuccetto rosso. ›› kookgi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora