Prólogo

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Prólogo.

Las hojas a mi alrededor crujían ante mis pisadas apresuradas.

El bosque estaba mojado y tenebroso, había muchos desniveles y mi tobillo sentía cada paso.

Los árboles eran fugaces y más allá de ellos solo había una oscuridad abismal.

Solo quería llegar a casa lo antes posible, tenía que correr más rápido que ellos o me alcanzaran y me destrozarán.

Mi vestido estaba sucio y roto.

Mis hombros desnudos y magullados sobresalían de mi vestido de punta.

No quería mirar atrás porque sabía que ellos me estaban siguiendo con diversión, como cuando un animal persigue a su presa.

Podía escuchar rápidas pisadas detrás mío, risas malvadas y sombrías.

Apresure mi paso y podía ver como a lo lejos estaba mi casa.

Mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a mi padre en el porche.

Grite su nombre pero no me escuchaba, estaba lejos aún.

Grité de vuelta.

Nada.

Cuando estaba por llegar a la cerca que separaba el bosque de el terreno de mi casa, pude sentir como me agarraban de la cintura y tapaban mi boca con una tela.

-¿Te vas tan pronto, preciosa?

Su voz eran gélida y llena de humor.

-Pensé que sería bueno que jugáramos un rato más, ya sabes, el gato y él ratón.

Su intento de humor no llego a mi, solo podía sentir sus labios sobre mi cuello.

Mi respiración estaba fuera de lugar y las lágrimas caían libremente.

-¿Sabés? Estoy siendo misericordioso, morirás viendo algo que amas.

Pude escuchar como abría su boca.

Miré a mi padre por última vez.

Estaba cortando unas maderas, de las que seguramente usaría para hacerme el mueble que le pedí para mi cumpleaños.

Su mordida se hizo sentir inmediatamente cuando sacó un pedazo de mi cuello y lo tiraba a un lado.

Grité de dolor.

Su risa después de eso fue como la cereza de su postre.

Su lengua larga lamía la sangre que había en mí, solo para después clavar sus dientes.

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