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Cafuné: Es una palabra en portugués que se refiere a la tierna acción de pasar los dedos entre el cabello de la persona amada.

[...]

Momo es bellísima; es mirarla y embelesarse.

Su pelo larguísimo es grueso y tan oscuro como las noches sin luna. Cuando Momo está nerviosa, o cuando se cohíbe, le da por pasar los mechones sueltos por detrás de su oreja (orejas pequeñas y recatadas en las que nunca suele llevar aretes) y ella no puede evitar quedarse embobada mirando el movimiento de la muñeca, los dedos largos que se deslizan sobre las hebras negras hasta apartarlo de su cara (una cara ligeramente redonda que no suele sonrojarse con facilidad).

Pero es inútil porque el pelo siempre vuelve a su cara (y ella no lo culpa, si ella fuera pelo también desearía acariciar esas mejillas que a primera vista parecen suaves). En esos momentos tiene que hacer uso de su autocontrol para no extender la mano y tocarla.

—¿Qué pasa?

Esos ojos negros (bordeados con unas extraordinarias pestañas tan oscuras como su pelo) poseen una mirada dulce que la miran con curiosidad, si se esfuerza es capaz de encontrar un atisbo de afecto que hace rugir su sangre. Es fácil perderse en su mirada, en la intensidad de sus ojos y el lentísimo batir de sus pestañas.

—Nada —responde Kyouka de forma automática, acostumbrada a disimular su sobresalto. Devuelve la atención a su libreta y continúa estudiando, lee varios párrafos sin apenas entender nada de lo que está escrito hasta que el pelo de Momo vuelve a su cara y ella lo aparta en un movimiento que resulta casi indiferente.

Entonces vuelve a distraerse conteniendo las ganas de ser ella quien deslice los dedos por los ríos oscuros que tienen la fortuna de rozar las mejillas de Momo.


[...]


Momo es preciosa; es oírla y vibrar.

Tiene una voz delicada sin resultar chillona; y cuando habla siempre lo hace con calma, las sílabas se deslizan por esa generosa boca como gotas de miel que endulzan sus oídos. Es fácil perderse en el movimiento de sus labios (labios gruesos que se curvan en una sonrisa tímida o en un gesto de abierto deleite) y resulta inevitable apagar el ruido de fondo mientras Momo habla y su voz se convierte en el único sonido del mundo.

—Tú qué opinas.

Lo que tú quieras, es lo que piensa apenas registra la pregunta, después se toma un momento para tomar aire mientras finge meditarlo. Es vagamente consciente del tema que se discute pero no tiene intenciones de revelar su distracción así que recurre al sarcasmo como último recurso.

—Deberíamos huir al extranjero y evitarnos la molestia de todo el asunto.

Eso la hace reír. Esa risa es un sonido melodioso que hace temblar su corazón, la sonrisa en su cara es automática y el deseo de hacerla feliz crece en su interior como una planta que crece bajo la luz del sol.

La risa de Momo es un tesoro que no se deja ver con frecuencia, un sonido que la hace vibrar. Si pudiera embotellaría esa risa para oírla día y noche, en privado o en los momentos más difíciles de su día.


[...]


Momo es única; es sentirla y temblar.

A veces, cuando caminan por los pasillos, sus codos se rozan y es vergonzoso como la sensación la hace estremecer. Es solamente su ropa, piensa sin dejar de moverse, solamente ropa.

CafunéWhere stories live. Discover now