Estiré los brazos aún sentado en el sitio. Escuché a Shikamaru chasquear la lengua y a Gaara mirar hacia él. Yo también suspiré. Hacer números para la fiesta del aniversario de la Alianza era lo peor que le podía pasar a un Kage. Y más a mí, que no tenía ni idea de matemáticas y me costaba concentrarme. Enseguida me despistaba lo que fuera.
- Naruto – llamó el pelirrojo. Resoplé.
- Ya lo sé, no hace falta que me lo recuerdes cada cinco minutos – me quejé.
- Dejaría de decírtelo si no te despistaras cada poco.
Chasqueé la lengua y me escurrí en el asiento. Con el día tan bueno que hacía fuera y yo estaba allí metido con dos pesados que solo pensaban en hacer cuentas y cuentas y cuentas. En esos momentos era en los que pensaba que porqué me había hecho Hokage. Suspiré y moví la silla para acercarla a la mesa.
- Por cierto, hoy vuelven los ANBU – susurró Shikamaru muy concentrado en el folio.
Los ojos se me iluminaron y casi salto en la silla. ¿Sasuke volvía esa tarde?
- ¿Y se puede saber por qué no me lo has dicho antes? – regañé. La mirada que me echó no me gustó en absoluto.
- Se me olvidó. También tengo muchas cosas en la cabeza.
- Ya, ¿y yo no? – escuché chistar a Gaara. Debía ser el único que estaba haciendo algo de los tres.
Me recosté contra el respaldo de la silla y la giré para mirar hacia fuera. Necesitaba un descanso pero ninguno de los dos me lo iba a dar. Sonreí estúpidamente cuando recordé que esa tarde volvía el moreno. Giré la silla de repente hacia el escritorio y los asusté a los dos.
- Naruto, no vuelvas a hacer eso – Gaara se pasó la mano por el pelo – He perdido el hilo de lo que estaba haciendo.
- Lo siento, de repente me encuentro con ganas de trabajar y terminar pronto con ésto.
Los vi intercambiar una mirada extraña que no supe interpretar, pero me dio la sensación de que habían estado hablando de mí a mis espaldas. Los fulminé a ambos con la mirada y volví al portátil. Trataría de concentrarme en la medida de lo posible para terminar cuanto antes. Le eché un vistazo a las cuentas. No parecían muy difíciles a simple vista y tampoco tenía tanto que hacer.
Eso había pensado. Todo salió muy bien hasta que tuve que cuadrar cuentas con los otros dos. Con Gaara me cuadraban muy bien, de hecho nos salía perfecto el presupuesto e incluso nos sobraba dinero para algo más. Pero cuando juntamos ambos presupuestos con Shikamaru algo no cuadraba. Nos daban cifras de más en algo supuestamente barato y de menos en lo más caro. Al final, acercaron las sillas a mi escritorio y empezamos los cálculos desde el principio. Con todo ello, cuando terminamos por fin, ya se había hecho de noche. Suspiré bien hondo y me apoyé contra el respaldo. No era el único completamente agotado.
- Gracias por vuestro trabajo – dije rompiendo el silencio que se había formado.
- Lo mismo digo – Shikamaru se levantó con el presupuesto en la mano– Yo me encargo de esto. Es una molestia, pero quiero revisarlo esta noche.
- Te lo encargo – susurré y me pasé la mano por el pelo mientras me levantaba.
Gaara también se levantó. Habíamos tenido un día duro y estábamos agotados. Se acercó a Shikamaru y se me quedó mirando.
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Ese Lazo ©
RomanceComo Hokage de Konoha, Naruto está acostumbrado a que Sasuke solo pise por allí de vez en cuando, debido a que el pelinegro se ha convertido en un ANBU a su servicio. Aún así, sus visitas siempre resultan una alegría para el rubio. ¿Qué pasará cuand...