『Palette ☆ Navidad: 2019』

7: Inesperadamente.

✧One-shot por: Bad_VHope
✧Palabras: 1458.
✧HopeV.
✧Temática: Compras navideñas.

Oh Navidad, dulce Navidad. La gente cree que la Navidad es algo puro, hermoso y lleno de amor. No se equivocan al pensar que en estos fríos meses de invierno, cuando la nieve se aferra con fuerza a los fríos suelos dando la sensación de estar caminando sobre esponjosas nubes, lo único que todos quieren es tener un poco de calor.

Sin embargo, no para todos puede ser el mismo calor...

Amores inocentes cargados del calor más intenso.

Bolsas de Gucci, Chanel, Louis Vuitton, Giorgio Armani, Prada, Fendi, Dolce & Gabbana y Jean-Paul Gaultier eran el perfecto adorno debajo del árbol. Las bambalinas doradas y plateadas mostraban dos cuerpos sudorosos sobre la alfombra marroquí.

—¡Ng! Ah... ahí...

Era casi imposible articular una frase completa, lo único que podía hacer eran pequeñas palabras convertidas en jadeos ardientes. Estaban sumidos en un adictivo momento donde sólo podían comunicarse a través de los cuerpos, sentirse el uno al otro, comprobar que todos los caminos que habían corrido y recorrido tenían esa meta; enamorarse perdidamente el uno del otro como si no existiera un mañana.

El más pequeño de los dos estaba bocabajo sobre la alfombra y de manos atadas por unas esposas con motivos de Navidad, más un enorme lazo rojo.

No había mejor regalo que el poder compartir el calor ajeno y sentirse unidos.

La casa era enorme, era una mansión. Los continuos gemidos de ambos no podían ser escuchados por nadie más que ellos dos y, aunque alguien les escuchara, tampoco les importaría. Desde que los dos se conocieron cayeron en un amor tan profundo que no tenía nombre.

Jung Ho Seok un joven de 35 años que conoció a Kim Tae Hyung de 24 por pura y simple casualidad. El primero es dueño de un montón de compañías, es un hombre empresario que un día tuvo que salir con su hermana al museo y fue allí cuando le conoció justo cuando ella salió al balcón para tomar una llamada.

Había un cuadro de un chico bastante mal, golpeado y sangrando por varias heridas, las lágrimas eran rojas porque se mezclaban con la sangre que del ojo herido salía, tapado sólo con una pequeña manta gris, pequeños temblores podrían haberse notado si se presenciase la escena completa, más unos pequeños gritos silenciosos que ahogados en miedo pedían ayuda.

No pudo evitar sentir que eso fue real, que eso no había salido de una mente, esa escena representada con unas rosas rojas no era más que la muestra de una cruel realidad.

—Ese mismo de ahí soy yo, la verdad es que en ese entonces tenía mejor cara.

La sorpresa fue instantánea en el hombre al escuchar esa voz tan dulce y al mismo tiempo tan fuerte y segura. Giró la cabeza y en efecto, el mismo chico del cuadro estaba al lado suyo pero lleno de vendas y con una gorra que tapaba media cara. Se le veía tan delgado y desgastado por el tiempo y las experiencias, que por unos segundos sintió la imperiosa necesidad de abrazarlo para no soltarlo jamás, daba esa aura de necesitar ser protegido con toda urgencia.

—La verdad es que a pesar de que todos dicen que una vez que sales de una relación tóxica todo es mejor, es mentira porque te toca reconstruirte pedazo a pedazo y, al mismo tiempo, enfrentarte al mundo sin derecho a defenderte. La vida es realmente una mierda para quienes tienen que luchar contra ella.

Un último suspiro, casi como si fuera el alma escapándose del cuerpo sin un aliento de vida. Ese joven no tenía esperanza ninguna. A pesar de todo ello, Ho Seok sintió que quería decirle que no era así. Sí, la vida es horrible, pero si ella se porta como una maldita, hazle tú lo mismo y haz que esa maldita haga lo que tú quieras. O eso fue lo que hizo él: convertirse en el ombligo en el cual gira todo el mundo.

Pero nada salió, ni una sola palabra o suspiro o gesto. Nada. Quedó allí parado, observando al chico como si se tratase de otra obra de arte, una muchísimo más hermosa que todas las que allí se reunían.

No le volvió a ver, preguntó por él a todos, la única persona que le dio "algo" de información fue su mejor amigo, Nam Joon, bajo un estricto acuerdo donde dejara de buscarle y que, si le veía, debía mantenerse a ralla pues el chico tenía una vida bastante... dura.

—No te voy a decir nada importante sobre él, confórmate con saber que viene aquí a menudo y es un dios del arte. Te lo digo en serio, Ho Seok, déjalo en paz. Ahora mismo ese niño lo único que necesita es protección y no juegos de una noche.

Quiso defenderse diciendo que no haría nada de eso, simplemente quería verlo de lejos, sentir las mariposas que sintió alguna vez cuando fue un adolescente, sentir que el mundo vibraba de colores y tenía matices que te llevaban a un viaje simplemente paradisíaco.

A pesar de que todos los días iba, a veces acompañado, otra solo para no parecer un viejo acosador (que casi lo era)... Todos le decían que lo olvidara, chicos como él había en todos lados, chicos metidos en problemas los tenía hasta debajo de las piedras si así quería.

La verdad es que Ho Seok ignoraba todo lo que ellos decían, sabía lo que había sentido, sabía lo que quería y sabía a quién quería, ya si después lo rechazaban, bueno, al menos lo intentó y con ganas.

Fue un brillante 24 de diciembre que lo vio. No, no os creáis que fue un encuentro romántico o algo a cámara lenta donde ambos ya sabían que era amor eterno. No.

Cuando a las 21:37 del 24 de diciembre de 2017, lo primero que vio fue al joven artista tirado en el suelo, todo lleno de sangre, con la ropa hecha jirones e inconsciente... No le importó nada, lo cogió en brazos y lo llevó al primer hospital que encontró. No sabía si seguía con vida, si estaba a punto de morir, no sabía nada de nada, pero lo único que le importaba era verlo bien. Lo atendieron rápido, fue casi un segundo el tiempo que transcurrió hasta que vio entrar a su hermana por la puerta, a sus amigos preocupados por la situación.

El chico logró salvarse, aún tenía ganas de vivir a pesar de todo lo que le había pasado.

Ho Seok le visitó todos los días y, si no podía, le mandaba flores y entre las flores alguna que otra chuchería para consentirlo. Después de todo, era lo mínimo que se merecía. Con el paso de los días de conocer un poco la historia de Tae Hyung, porque al fin pudo conocer a quien le había robado el corazón con una sola mirada, una triste pero hermosa, el amor crecía poco a poco en ambos. En Tae Hyung el cariño que sentía era como un hermano mayor, uno sexy y caliente, pero hermano al fin y al cabo.

El tiempo siguió su curso natural, a veces mostrándose rápido otras lento, mas siempre sin parar.

Fue justo después del año de haberse conocido que comenzaron a salir, pasaron por baches grandes, pelearon como ninguno por un amor cálido y hermoso, uno sincero de los que ya no quedan. Claro que Ho Seok no se quedó con las ganas de partirle la cara al ex de TaeTae (sí, ese fue su apodo). Lo envió de cabeza al hospital.

Un amor que caminó por fuego y que a día de hoy, 25 de diciembre de 2019, sobre una alfombra hermosa traída de Marruecos y un árbol espectacular de pino lleno de adornos navideños y de regalos, de los más caros que jamás pudiéramos imaginar, ambos celebraban el primer año juntos como una pareja bien consolidada.

Los movimientos del mayor eran intensos y con fuerza, directos a ese pequeño punto que le hacía encorvarse de placer hasta olvidar quién era. Las grandes manos tomando su cintura, aquella deliciosa boca hablándole tan bajito al oído que de sólo escucharlo le provocaba un orgasmo.

—Después tienes que abrir los regalos, TaeTae, quiero verlos todos en tu hermoso cuerpo.

—Y yo disfrutaré con tu vista puesta en mí, devorándome como todo un león, relamiéndote los labios desesperado por querer comer.

Sí, definitivamente no había nadie más perfecto para Ho Seok que el perfecto Kim Tae Hyung. A pesar de no saber cuánto es un "para siempre", disfrutar de los momentos que nos llevan al cielo y nos dejan con un sabor a más en los labios conlleva a tener tu "para siempre", pero con la persona que estará contigo toda tu vida.