Noblesse Oblige

Piloto; Sententia shared

La luz de las velas danzaba al compas que el la suave briza marcaba, colada desde una de las rendijas de la ventana, acariciaba la piel de ambos jóvenes recargados el uno del otro mientras el silencio de la noche les impedía seguir adelante, tal vez eran las palabras dichas momentos atras, o el miedo que se tiene al hacer un descubrimiento como el que habían tenido esa noche, una revelación que les hacia paralizarse al conocer la magnitud de ella, aquello que pocas veces es como se enseñan en los libros o los relatos de los mas ancianos y generaciones anteriores. Los jóvenes temían, pero como se había dicho antes, el miedo era una prueba de vida.

-No es necesario... puedo vivir con esto aunque tu no lo correspondas... no es necesario que vengas- Comentó Henry rompiendo el sepulcral silencio que habían mantenido en aquella pequeña cabaña esa noche de invierno, sosteniendo con timidez la mano de su compañero expresaba algo que a él mismo le costaba creer, algo que no quería hacer pero que estaba dispuesto a realizar si con ello su compañero dejaba de lado aquella amarga expresión y la normalidad, rota por él mismo, regresaba a sus vidas.

La temerosa mirada caoba de Jack se alzaba ante las palabras de su compañero, el miedo se reflejaba en cada una de aquellas miradas, sin embargo la de color carmesí poseía algo que le parecía imposible a Jack dadas las circunstancias; pese a todo Henry tenia determinación, él aun tenia la esperanza de que algo pasaría allí, fuese lo que mantenía su mano unida a la de él o la muerte, que les esperaba fuera de la maltrecha cabaña que usaban como refugio. Henry había tenido un mal momento para llenarse de valor y confesar aquel secreto mantenido por años.

Jack termino por desviar la mirada, para alguien que hasta hace unos momentos estaba dispuesto a salir disparado del refugio en busca del descanso eterno voluntario la esperanza y determinación era algo que no poseía en ese momento, la desesperanza inundaba su ser y aunque la confesión de Henry había dado algo de luz a su perturbado corazón la verdad era que no tenia la fuerza suficiente para tomar una decisión en ese momento, la invitación del muchacho se hacia cada vez mas tentadora, el dejar las cosas como estaban y fingir que nada habría pasado... Un ligero temblor en la mano sostenida llamo su atención, Henry había comenzado a expresar su nerviosismo y culpa atreves de este gracias al silencio de Jack. Su rostro afligido mostraba la imagen de un joven tratando de retener el llanto, "ser un hombrecito" como decía su padre, al que ya había defraudado esa noche.

-Henry... yo...- Bajo la mirada a la mano temblorosa del muchacho para luego presionarla con fuerza, algo le decía que no era momento de dudar, las cosas habían llegado hasta allí por una razón, todo lo que habían vivido les trajo solo a ese momento, mismo en el que si perdían la vida y caían presa de lo que él había desatado estaría bien, el joven castaño alzo la mirada para observar el rostro de Jack luego de agarre, las expresiones dudosas seguían allí, la poca valentía que parecía poseer un desgraciado como él parecían haberse centrado en sostener con firmeza su mano, en negarse a dejarle ir de menos por esa noche.

-No lo sé... no lo sé, pero te juro que si salimos de esta lo pensaré con esmero, te prometo... te prometo que si salimos de esta...- La puerta fue golpeada, con una gran fuerza y algo de furia mientras los ruidos de una bestia doliente se escuchaban en cada golpe que era propiciado al trozo de madera que les separaba del exterior.

Jack se coloco de pie seguido de Henry, el ser cebo de aquella criatura no había sido lo mas sabio después de todo y aunque de menos por esa noche el pueblo al pie de la montaña no tendría un niño mas muerto por obra de aquel demonio, lo cierto es que muy probablemente ellos se unirían a la larga lista de sus victimas. Los dedos índice y corazón de la mano derecha de cada joven, desprendió un suave brillo, uno color verde y el otro azul cual el agua, hechizos elementales que usaba la familia de cada uno de ellos, elementos de los cuales se valían para poder ver un día mas en el amanecer y lo único que les quedaba dada su poca cantidad de mana y las heridas recibidas en su ultimo enfrentamiento con la criatura, para su suerte, ellos no eran los únicos heridos.

La vela cedió a la briza de la ventana y mientras la obscuridad se hacia de aquella cabaña la puerta cedía haciendo a los muchachos externar aquel hechizo que habían preparado hasta ese momento; un resplandor violeta con toques rojizos se escapaba de cada hueco disponible dentro de aquel lugar solo para dejar a la luz de la luna colarse entre las ramas de los arboles y al silencio de la noche gobernar de nueva cuenta en aquel desolado paramo[...]