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A través de la ventana de aquel taxi, Seúl se veía pequeño. Los rascacielos que adornaban la ciudad pronto se convertían en simples pedazos de metal similares entre sí, las carreteras se abrían paso entre el ajetreo de la multitud, los autos a toda velocidad eran parte del paisaje y las miradas idas de los viajeros de a pie se sentían tan rutinarias como de costumbre.

El taxista de canas notorias y gafas negras suspiraba bajo la música de la radio local. Ritmos lentos para las apuradas mañanas, baladas dulces para el agrio día a día y, mientras que intenta dibujar una sonrisa amable en su rostro cansado, le mira a través del espejo retrovisor, asegurándole que pronto llegarían a su destino.

Si seguimos esta ruta, estaremos allí en unos veinte minutos— se convencía de ello a la vez que tomaba otro camino, doblando en alguna avenida evitando el tráfico del centro. Naeun se dedicó a observar los alrededores sin siquiera chequear el reloj de su muñeca una vez más, con el maletín negro a su lado izquierdo en los asientos acolchados y la pulsera delgada de tonos plateados tintineando con el movimiento del auto bajo su mejilla. —Es una ciudad pequeña para tanta gente, pero Seúl es un buen lugar para vivir— habla, lo suficientemente fuerte como para que le escuche, pero al fijar la vista fuera del pequeño vehículo, en los lujosos edificios y las vestimentas impolutas; su charla se convierte en un monólogo distante—  si tienes dinero suficiente, claro.

Sus miradas se encontraron y la sonrisa de labios apretados no logró esconder aquel suspiro profundo que soltó. Naeun logró sonreírle como respuesta, volvió la mirada en cuanto sintió el movimiento brusco del auto al frenar sin previo aviso.

El hombre tras el volante se queja, tocando la bocina un par de veces, reprimiendo varios insultos que se quedan sueltos en el aire.

¡Ésta gente ya no tiene modales, a cualquiera le dan la licencia de conducir!— exclama, entre indignado y furioso, volviendo a retomar el camino en medio de los bocinazos y las melodías serenas de la radio. Echa un vistazo rápido a través del retrovisor frente a él, volviendo la mirada en cuanto ve a la muchacha con los cabellos alborotados y sus pertenencias en el suelo de los asientos traseros.—¡Discúlpeme, señorita! ¿Se encuentra bien?

Asiente sin mucho esfuerzo, las hojas blancas rellenas de tinta negra se esparcen por la superficie de cuero negro que adorna el interior del auto. Levanta las mangas de su camisa blanca con apuro, alcanzando las hojas escritas sobre sus pies y, apenas alza el rostro, se encuentra con la mirada inquisitiva del hombre sentado frente a ella. Sus ojos cansinos ahora se la ven con un brillo diferente en ellos, menos agraciado, menos amable. Puede sentirlos clavados en su brazos ahora descubiertos, aquellos que mostraban trazos de tinta negra adornando casi toda su extensión y puede notar cómo su cabeza se alza sobre su posición, mirándola con un sabor agrio que ya conocía de memoria.

 Entre estirones incómodos y miradas algo retraídas, ambos se sumergen en el poco calmo silencio de hace algunos minutos y, en un corto y rápido movimiento,  dobla las mangas de su prenda con comodidad, permitiendo que éstas queden aseguradas alrededor de sus antebrazos. Naeun ordena las hojas lo mejor que puede con lo apurada que se encuentra, arrepintiéndose de no haberlas enumerado previamente. Ahora tiene que revisar sus escritos uno por uno para volver a su orden original, lo que le agrega al menos unos veinte minutos más de retraso antes de la presentación frente a la editora que tenía agendada a las once de la mañana. 

Suspiro tras suspiro, se hunde en el asiento y recuesta la cabeza, está abrumada. Las pocas horas de sueño le están dando una jaqueca tremenda, de esas que no te dejan ni cerrar los ojos con tranquilidad. Su camiseta sigue con el olor del café que se le derramó encima en la mañana al tratar de tomar desayuno apurada antes de salir de casa y, para variar, llevó sus sneakers más cómodos y exuberantes a una reunión directiva sin siquiera recordar que tenía una. Todo le estaba yendo de mal en peor.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2020 ⏰

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Stereo ; KnjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora