Era una tarde de tormenta. La lluvia y el viento no cesaban provocando que todo el mundo se resguardarse en interiores. Todos, menos él.
El extraño caminaba tranquilo, como si la tormenta no fuera con él, como ocultara nada, como si no llevara consigo un secreto por el que muchos querían matarlo. No importaba. Sabía que no había nadie en la calle, sabía que en ese preciso instante y lugar nadie le encontraría... o al menos no de forma sencilla.
Un sonoro estruendo llamó su atención. Provenía de un oscuro callejón. Se quedó quieto, intentando ver algo en las sombras. Todo estaba demasiado oscuro y al final, se asustó cuando un gato salió corriendo. Su corazón se había acelerado pensando en lo peor, pero al final solo había sido un estúpido gato que, seguramente, habría tirado un cubo de la basura o algún tablón de madera.
Soltó una pequeña carcajada. Se había preocupado de verdad con aquel ruido, pero ya estaba más tranquilo. Solo había sido un gato. Además, era imposible que nadie le hubiese encontrado tan pronto.
El extraño se recompuso y continuó su camino, pero esta vez ya iba alterado... no iba al ritmo de paseo que llevaba antes. Se había asustado y no hacía mas que repetirse en su cabeza que todo había sido culpa de un gato, pero algo le decía que no era así.
De todas maneras, poco quedaba ya para salir de la ciudad. Estaría más tranquilo en los bosques de fuera donde podría borrar fácilmente su rastro. Podía incluso vislumbrar la muralla que defendía la ciudad. Un solo giro y estaría fuera.
Y salió de la ciudad. Nunca había creído llegar tan lejos. Hasta se permitió el lujo de sentarse sobre una roca a comer un trozo de pan duro con queso que guardaba en sus alforjas junto a su gran secreto.
El mendrugo de pan cayó junto al queso en el suelo. Y junto a ambos, se hallaba el cadáver inerte de aquel hombre. Una flecha atravesaba su corazón y su propietario descendía ahora del árbol en el que llevaba subido horas esperando.
Registrando las alforjas, el arquero encontró lo que buscaba, el gran secreto que muchos perseguían... menos él, para él era solo un trabajo más para el que le habían contratado.
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Alcanzando el infinito
FantasyUn secreto que todo el mundo quiere para si, pocos saben lo que es pero nuestro protagonista no es uno de ellos. Él solo ha sido contratado para conseguirlo y llevarlo ante su pagador. ¿Conseguirá llegar sano y salvo?