Propósito de fin de año

290 35 20
                                    


Aquel año había sido especialmente malo para Joaquín. No solo en sentido económico, pues había perdido su empleo en noviembre, también en otros aspectos. Su prometida, con quien llevaba un año y medio y con quien esperaba casarse en octubre, lo dejó de un día para otro para irse con un amigo de su infancia, con quien se reencontró y un viejo y escondido amor renació entre ellos; él lo comprendió y le alegró que hubiera ocurrido en ese momento y no después, pues no quería ni imaginarse si aquello hubiese ocurrido después de estar casados o con hijos.

Joaquín entró a la cafetería y agradeció el aire acondicionado. Afuera hacía mucho frío, la nieve había dejado de caer al amanecer y todavía se sentía en hielo en los huesos.

―Hola, Catherine, ¿me puedes dar mi café moca de siempre, por favor?

―Hola, Joaquín, ¿cómo estás? Tienes cara de frío.

―Pues todavía no me acostumbro a este frío tan arrecho.

―Yo nací aquí y tampoco me acostumbro.

La joven le entregó el café y el cambio. Joaquín se dirigió a una de las mesas que se encontraba al lado de la ventana. Pese a que no le gustaba el frío, la vista de la nieve y de las calles adornadas con el espíritu navideño le encantaba. Era como estar en una película de Hallmark, aunque su vida no se pareciera tanto a una de ellas.

Joaquín llegó a los Estados Unidos hacía tres años, huyendo de su país natal, Venezuela, por los conflictos existentes. Sus padres lo enviaron a ese país con la esperanza de que alcanzara mejores condiciones de vida. Todo marchaba bien, sin embargo, ese dos mil diecinueve le había dado una caída tras otra.

En febrero falleció su padre por falta de medicamentos. Él se los enviaba, pero nunca llegaron a destino, como tampoco el dinero para sus necesidades; no pudieron hacer nada para salvarlo. Su hermana pequeña, de quince años, decidió seguir yendo al colegio y la asesinaron a sangre fría. Joaquín las quería sacar de allí y había contactado a alguien que podía ayudarlas, pero su hermana no quería dejar el colegio. Su madre ya no quería dejar Venezuela, no quería dejar solos a su esposo y a su hija en el cementerio. Esto antes de terminar el primer semestre. En julio apareció un viejo amigo de su exprometida y en agosto terminó con él. Joaquín tuvo que hacerse cargo de devolver todo lo del matrimonio y dar las explicaciones a sus amigos, pues ella se fue de vuelta a Colombia, su país natal.

A raíz de lo mal que iba su vida, su trabajo se vio dañado, ya no era capaz de hacer todo lo que se esperaba de él; trabajaba en un minimarket y él era el encargado de casi todo.

La nieve comenzó a caer de nuevo, por lo que sus pensamientos se esfumaron. Bebió el resto de su café al tiempo que pensaba en que solo faltaban poco más de dos semanas para la navidad y ahí estaba él, sin familia, sin novia, sin amigos y sin trabajo. ¿Tenía más que perder?

De pronto, se percató de que un tipo lo observaba desde el otro lado de la calle, no le pareció conocido, así y todo, hizo un gesto de saludo que el desconocido respondió. Joaquín hizo un gesto con su taza de café invitándolo a entrar, el otro negó con la cabeza y le indicó que no tenía dinero, sin saber por qué, lo invitó.

El hombre cruzó la calle y entró al café. Joaquín se levantó y se dirigió a la barra para pedir el café del desconocido y otra nuevo para él.

Se sentaron y Joaquín miró a su invitado.

―¿Lo conozco?

―No.

―¿Por qué me miraba?

―Porque reconocí tu mirada, las cosas no te han ido bien en este país, ¿me equivoco?

―Este año no ha sido bueno ―admitió el joven.

Propósito de fin de añoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora