Doyoung dio un largo suspiró cuando vio su agenda, tenía una semana tan ajetreada por las fiestas de fin de año, había acordado juntarse con sus amigos de secundaria y si era sincero quería cancelarles, también tenía que ir a visitar a sus padres y cenar con el resto de la familia, ni hablar de la agenda de la empresa y sus amigos de la universidad.
Dejó caer su cabeza sobre el escritorio y escuchó la puerta abrirse—¿por qué tan agotado?—Johnny preguntó con una bonita sonrisa.
Hizo un pucherito rápidamente al ver a su prometido—tengo muchas que hacer y solo me gustaría llegar a casa para estar contigo—ronroneo, sus ojitos negros brillaron como si dentro de ellos hubieran cientos de constelaciones.
–Aw, eso es tan adorable—se burló Johnny haciendo que su prometido frunza el ceño, se acercó hasta Doyoung y le dejó sobre el escritorio una taza de chocolate caliente—tengo asuntos que resolver fuera hoy así que no estaré en mi oficina, en caso de que quieras sumar estrellas con tu jefe-dijo divertido, haciendo que Doyoung se ruborice.
—eres un tonto, luego los empleados si piensan que hago cosas en tu oficina—con las mejillas rosadas y un adorable pucherito en sus rojizos labios se quejó.
—eres tan lindo cuando te enojas—Johnny aprieta la mejilla de Doyoung con fuerza y su prometido gruñe—me iré ya pero si me pasas la lista de las cosas que tienes que hacer acomodare mis horarios para acompañarte, después de todo tienes que presentarme ¿cierto?
Johnny sintió su corazón saltar de alegría cuando vio el brillo de emoción y felicidad que pintó el rostro de su adorado prometido, Doyoung lo era todo en su vida, el empleado que había empezado a trabajar como interno hace dos años y que había atrapado su corazón con total facilidad era sin lugar a dudas lo mejor y más valioso que Johnny tenía en su vida.
—cierto, mis padres también quieren que nos quedemos unos días ¿podemos?—Johnny ya conocía a los padres de Doyoung pero nunca había pasado más de algunas horas con ellos.
Le pareció curioso cómo sería pasar unos días enteros con ellos.
—claro, a demás—una sonrisa risueña se escapó de los labios de Johnny, dándole la mano a su prometido para que se levantara del asiento—ya tenemos que preparar a los abuelos ¿cierto?
Tímido y con una gran sonrisa, Doyoung se levantó de su asiento y Johnny lo atrapó en sus brazos, besándole la coronilla—me da un poco de miedo contarles ¿crees que lo tomen mal? Todavía llevamos poco tiempo juntos—susurró Doyoung ligeramente triste, los padres de Johnny parecieron un poco descontentos cuando se enteraron que su hijo iba a ser padre, ni siquiera se habían casado oficialmente y a penas llevaban un año y meses de relación.
—podemos llevar poco tiempo pero créeme una sola cosa—seguro, Johnny tomó el mentón de Doyoung para mirarlo a los ojos—quiero pasar mi vida entera contigo, cariño.
—quiero un beso—contestó rápidamente Doyoung, haciendo sonreír a Johnny.
Se despidieron con un dulce y empalagoso beso, antes de irse Johnny acarició el pequeño y desapercibido vientre de su prometido, prometiéndole que si cerraba con éxito un trato entonces le compraría la cuna más linda del centro comercial.
Navidad estaba a la vuelta y Doyoung tenía muchos planes, tenía que comprar muchos regalos y hornear muchísima comida, ahora que estaba embarazado se sentía un poco presionado de no poder llegar bien con todas las cosas, el bebé aún es pequeño pero Doyoung siente fatiga constamente.
La madre de Johnny ha dicho que es posible que el bebé sea un varón porque ella se sintió del mismo modo cuando iba a tener a su hijo. Los padres de su futuro esposo eran muy atentos y para suerte de Doyoung, no lo juzgaron de no ser hijo de padres socialmente exitosos. Presentarse con la familia Suh fue una de las cosas más aterradoras que Doyoung vivió en su vida, estaba seguro de que iba a ser rechazado y alejado de Johnny, el joven ceo era todo un niño rico y Doyoung a penas si había conseguido una pasantía en la empresa de comunicación de los Suh pero para su fortuna, los padres de Johnny eran unos ángeles.