━凍った爆発。[ᵇᵃᵏᵘᵗᵒᵈᵒ]━

🌻 Cálido.

• Dedicado a _ROUGH_Hyunnie.
• OOC. Bastante.

Katsuki no se ha declarado. De nuevo. Puede sentir lo enojada que está Mina antes de encontrarse con ella.

Acaba de perder la sexta oportunidad que la vida le mandó, ahora solo puede observar a Shotō yéndose con sus amigos, las mejillas del chico aún están rojas por todo lo que conversaron. Solo que no fue del tema del que Bakugō había querido.

Sabe que hay códigos cuando uno no da ese paso importante, sabe que no tiene porque enojarse con cualquiera que quisiese tener algo con el menor de los Todoroki, porque él estaba en todo su derecho de rechazar o aceptar a alguno de sus pretendientes.

Pero Katsuki no es una persona de códigos, y tampoco está ciego como para no notar las segundas intenciones que la mayoría de idiotas que rodean a Shotō poseen. Él puede verlas y eso le enferma.

¿Dinero? ¿Poder? ¿Ascenso social? ¡¿Cómo puede valer eso más que el tener a alguien que te aprecie por como eres y qué te apoye en cualquier momento de tu vida?!

A Katsuki no le duele admitir que tiene su vena romántica, solo que la maldita es muy inoportuna. Esa de la que Ashido y Denki se ríen cuando hace su aparición, porque deja al rubio botando humo por las orejas a causa de la vergüenza que le causan sus opiniones sobre ciertas cosas.

—¿Entonces? ¿Estás listo para dar el gran salto?

Bakugō le dirige la mirada a Mina, ella está sentada sobre su carpeta, ambos comparten audífonos mientras esperan dentro del salón de clases al resto de su grupo que supuestamente los llevarán a comer hoy.

—No, idiota, aún no— responde el rubio, hay algo de fastidio en su tono de voz —, te esfuerzas en preguntarme esa misma mierda todos los días. ¿Cuál es el punto?

—Se te va el tren, Bakugō.

—Ajá.

—Lo digo en serio— habla la chica y el mencionado le presta atención porque se oye molesta —, Shotō sí siente algo por ti. Eres el único que cree que no, además que ustedes dos son tan idiotas como para poder decirse este tipo de cosas— murmura lo último mientras se aprieta el tabique, buscando paciencia —. ¿De dónde sale el miedo?

—Siento que voy a arruinar esto— susurra Katsuki —, si lo que tú dices es cierto, entonces podría quitarme todo este asunto de sentimientos de mierda de encima. Pero, ¿luego? ¿Comienzo a salir con el helado de fresa y finjo que cambié toda mi actitud de un momento a otro? ¿Qué soy digno de andar con él?

—No tienes porque hacer algo así, Bakugō. Y tú lo sabes más que nadie.

—No lo entiendes, yo...

—¡Escúchame tú a mí!— reclamó la chica y suspiró con fuerza —Te conozco desde que éramos niños, todos en el grupo lo hacemos; ha pasado muchísimo tiempo pero tu actitud no ha variado tanto. Aún tienes tus ataques de ira por las tareas o por no haber dormido bien, a veces todavía quieres mandar a volar a Midoriya cuando este te dice "hola" o te llama "Kacchan" y aún tienes problemas de celos y con el tema de los códigos...