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Todos lo presentes de habían ido ya, pero ese chico vestido de blanco se había sentado a los pies de esa lápida recargada en ella sin importarle la suciedad.

Pasadas las 10 de la noche el chico puso un brillante anillo en su dedo, que relucía en la obscuridad, con la noche lo arrullandolo este se quedó dormido.

Happy/ woosan ateezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora