—Ya que no te has enterado te contaré un poco...-dijo alejándose y parándose frente mío-.
A veces por las noches pensaba mucho en varias cosas, rondaban por mi cabeza y no me dejaban dormir. Pero había una en particular que no podía faltar, estaba en duda, en blanco, no entendía muy bien lo que me estuvo pasando, y en el momento en el que Luciano hizo todas esas cosas, volví a pensar en aquello...
—Nosotros somos amigos desde tercer grado, casi siempre estamos juntos, jugando y hablando. En todo ese lapso de tiempo yo empecé a verte de otra manera...-en ningún momentó dirigió su mirada hacia mi-. Todas esas veces que estabas conmigo ese sentimiento por ti se hacía aún más grande y yo no podía evitarlo.
En ese momento yo me preguntaba: ¿Esto es real?, ¿Estoy soñando?. No sabía que hacer o qué decir, en lo único que podía pensar era en aquello que siempre estaba en mi cabeza todas las noches. ¿Qué es lo que me atrae?...
—Siento tener que decírtelo de esta forma y en este lugar...-dijo mientras se acercaba otra vez-. Pero, ¿quisieras salir conmigo?.-siguió mientras me agarraba el rostro apretándome mis pequeñas mejillas-.
Estaba inmóvil, no sabía si responderle o salir corriendo, una vez más ese pensamiento apareció, tal vez lo había decidido.
—Lo siento Luciano, pero no me gustan los chicos, solo te veo como un amigo.-le respondí nervioso y con algo de culpa-.
No esperé a que me dijera algo, corrí sus manos de mi cara, me di media vuelta y salí de ese lugar. Tal vez había sido insensible con él, pero me había tomado por sorpresa, era entendible...
Después de eso fui a sentarme a mi anterior mesa, tomé del vaso que estaba frente mío, agarré mis cosas y me fuí de la fiesta. Una vez afuera empecé a caminar, pensando en todo lo que había pasado, me hacía preguntas a mi mismo, ¿por qué?, ¿por qué ahora?. Estaba sintiendo un poco de lástima por Luciano, él había sido bueno conmigo desde que nos conocimos, tal vez decirle eso no fué bueno, aunque tampoco podría haberle dicho que si. Fué muy confuso para mí. Seguí caminando, y cuando menos lo esperé ya estaba en casa, abrí la puerta, subí las escaleras y entré a la habitación, ahí estaba mi hermano, todavía no dormido, lo cuál me pareció extraño ya que él tenía que trabajar. Solo me miró y sonrió, y es ahí cuando se fué a descansar, no lo entendía, supongo que esperaba a que llegara, aún así nunca había hecho algo así, todo fué tan raro esa noche. Me desvestí, me puse mi pijama y me acosté, y esta vez, no pensaba en nada, era tan tranquilo, algo había cambiado, tal vez había aclarado mis dudas, estaba algo feliz, cerré los ojos y me dormí en segundos por el cansancio que llevaba.
Al día siguiente me desperté temprano y en lo primero que pensé fué en Luciano y en lo mal que la pudo haber pasado anoche, tal vez debería haber ido a disculparme, pero no encontré valor para hacerlo.
Me levanté y me cambié de ropa, había decidido ir al parque a despejar mi cabeza, bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para desayunar un poco, mis padres habían ido de viaje otra vez y mi hermano estaba trabajando, era un buen momento para hacer lo que quisiera. Terminé de desayunar y salí de mi casa, caminé por horas dando vueltas mirando el suelo, pensando en muchas cosas, ahí es cuándo me golpeé con alguien, estaba tan distraído que no veía por donde iba, nos caímos al suelo los dos y levanté la cabeza para verlo, o, ¿verla?.
Ahí estaba, una chica jóven, cabello largo y claro, piel blanca, y, tenía pecas. Rápidamente me levanté y la ayudé a levantarse también.—¿E-Estás bien?.-dije algo asustado-.
—Eh, si, no te preocupes.-respondió mientras se levantaba-. Soy muy distraída, no te había visto, lo siento...-algo avergonzada-.
—No pasa nada, yo también estaba distraído...-respondí mientras bajaba la cabeza-.
En ese momento estaba preparado para seguir con mi camino, en realidad no esperaba otra respuesta, la quería, aunque no pensaba que la habría...
—¿Te pasa algo?...-dijo mientras se agachaba un poco para verme-.
—Solo que me han pasado varias cosas...-no quería mirarla-.
Siendo sinceros, esperaba que el golpe terminara de otra manera, me sorprendió como reaccionó la chica y, me gustó, ella estaba siendo muy amable y creo que también necesitaba alguien a quién contarle mis cosas, con quién desahogarme, y tal vez había encontrado a esa persona...
—Hum, ¿vamos a sentarnos para hablar?.-dijo algo interesada-. Puedes contarme si quieres...
—B-Bueno...-respondí algo nervioso-.
Mientras caminábamos le pregunté su nombre, me respondió que era Ángela, se llamaba igual que mi madre biológica, sentí un poco de tristeza al recordar, pero no quería arruinar el momento así que dejé a un lado ese pensamiento. Al final decidimos sentarnos en un asiento aislado debajo de un árbol, estaba muy tranquilo, solo ella, yo, y el canto de los gorriones acompañándonos. En ese momento me sentí bien, podría haber encontrado a alguien, alguien con quien estar sin sentirme culpable. Al menos eso es lo que quería.
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Living!
Teen FictionEsta historia trata sobre la vida de un chico, masomenos todo lo que ha vivido. Está narrada por él mismo, dando cada detalle y de su propia perspectiva. Le ha pasado muchas cosas, buenas y malas, él decidió contar su historia, tal vez deberías hace...