Toda Una Vida (Tododeku One-shot)

Especial Navideño: ¿Qué Quieres Para Navidad?

¿Sabes? La vida es una maldita muchas veces…

Tienes una idea de cómo deberían salir las cosas si actúas de la manera correcta, si siempre eres bueno con las personas que te rodean, si te esfuerzas por cumplir cada promesa que has formulado a todos tus seres queridos, pero en el momento más crucial pareciera que el universo, el destino o los dioses mismos se aseguran de que todo te salga terriblemente mal.

Mi amada cocina parece la escena del crimen de una de esas películas policíacas de bajo presupuesto: mil bolsas de basura, guantes de goma ensangrentados, cuchillos de todos los tamaños desperdigados por la mesa aumentando el desorden en general, como si mi pobre victima hubiera podido hacer algo por evitar su inminente muerte ¿En qué estaba pensando? Yo no soy capaz de hacer esto por mi cuenta, y aun así me negué repetidas veces a ser ayudado, terminando por convertir mi hogar en el sitio de una mutilación en toda la regla. Y como si todo eso no fuera suficiente para hacerme sentir mal, debería agregar que tengo tres ardillas súper animadas correteando por mi sala, todas las ventanas abiertas para que el humo se vaya más rápido, el piano se encuentra enterrado debajo de un enorme pino volteado y el baño está inundado.

Kacchan tiene toda la razón del mundo cuando dice que soy un inútil.

¿Qué por qué me pongo tan negativo de repente?

Es una historia larga.

Ya han pasado siete meses desde que llevé a cabo lo que debe ser el acto más importarte en la vida de cualquier omega: en una hermosa ceremonia nocturna, acompañados de nuestros queridos amigos, familiares y muchos socios de negocios especialmente importantes, acepté unir mi vida a la de un maravilloso alfa; nuestro matrimonio fue arreglado por nuestros padres, pero eso no me detuvo de amarlo como lo hago o que él me quiera tanto como lo hace…fue un encuentro afortunado para ambos que culminó en algo mucho mejor. Conocernos, enamorarnos sin saber quiénes éramos en realidad y finalmente, en el momento en que lo reconocí en el altar, supe que el destino era el que nos había llevado hasta ese momento para juntarnos y permitirnos ser completamente felices. Todoroki Shouto es mi querido alfa y llevo con orgullo su marca en mi cuello, porque viene de él, al igual que cada mirada de sus heterocromáticos ojos, cada toque de sus grandes manos…todo lo que él es, ahora es parte de mí también.

Esta mañana al despertar me sentía perfectamente dichoso y ahora solo puedo pensar que se merece alguien mucho mejor que yo.

-Buenos días, precioso- fue el susurro que hizo abrir los ojos a un adorable peliverde con pecas en el rostro

-Buenos días, Shou-chan- respondió el peliverde con las mejillas coloradas pero sonriendo a la par de su pareja mientras se acercaba a su cuerpo para acurrucarse ahí, en su lugar favorito en todo el mundo -¿Qué tienes pensado hacer hoy?

-Lamento informar que tengo una larga reunión con los accionistas en la empresa- contó el alfa bicolor abrazándolo y depositando un beso en su cabeza -El viejo no pudo esperar hasta el próximo año para solucionar los desperfectos de algunos contratos internacionales

-Bueno, si no lo contradijeras cada vez que habla…

-Esa es mi diversión Izu, tengo que cobrármelas de alguna manera- el peliverde no pudo evitar reírse ante la expresión de total convicción en el rostro de su esposo; sí, sabía bien lo mucho que los chicos Todoroki disfrutaban cuando conseguían sacar de quicio a su padre por una u otra razón

-Ya sé- susurró besando su mejilla suavemente –Pero…sabes qué día es hoy

-¿24 de diciembre?

-Exacto, prometiste que pasaríamos estas fechas juntos

-Lo hice y no me retracto- afirmó obligándose a sí mismo a soltar a su amado para levantarse de la cama, pues la lógica siempre dice que mientras más pronto te decidas a partir, más pronto también regresarás y eso era lo que él quería -Me tendrás aquí a las siete a más tardar

-No es que me guste, pero…- repuso sentándose en la cama mientras abrazaba sus piernas y esbozaba un tierno puchero capaz de derretir el corazón de cualquiera…bueno, de casi cualquiera; lo que más quería era pasar esas fiestas con la persona que amaba, pero también sabía que ese tiempo de más sería adecuado para llevar a cabo todos sus planes y sorprender de esa manera a su adorado esposo –Pero supongo que tendré que aceptar

-Esta es la última reunión del año- dijo acercándose nuevamente esta vez para besar sus labios de una manera lenta, saboreándolo con deleite -Después de eso serán vacaciones, y tú y yo podemos disfrutar de una segunda luna de miel

-¿Solo piensas en eso?

Ambos jóvenes sonrieron, un brillo pícaro adueñándose de las dos miradas que podían ser muy diferentes a simple vista, pero reflejaban exactamente lo mismo:

-A veces; no me gustó que interrumpieran tan súbitamente la primera- comentó el bicolor besando suavemente su cuello dejando unas marcas en el proceso y consiguiendo algunos jadeos por parte del más bajo –Dime ¿tú no quieres?

-S-sí…sí quiero- musitó muerto de la vergüenza

-Te amo, Izuku

-Y yo a ti

La habitación se llenó del silencio cómodo que solo podía rodear a dos seres 100% capaces de amar con total entrega y devoción como ellos lo hacían; los miedos del ayer habían desaparecido en el mismo instante en que sus manos se tocaron por primera vez y ahora, viendo fijamente en los ojos del contrario, sus corazones hablaban sin necesidad de ninguna palabra.

-Aunque sé que, si no te preparo el desayuno, llegarás tarde- completó el peliverde saliendo de la cómoda cama para caminar en dirección a la puerta

-Me encanta llegar tarde

-Tengo algo de soba fría- tentó con tono inocente; si el bicolor hubiera sido un gato, estaba seguro que hubiera levantado las orejas en un acto reflejo demostrando que tenía toda su atención, aun así, él no necesitó ver esas hipotéticas orejas para saber que su alfa estaba muy de acuerdo con esa propuesta de desayuno para nada convencional, excepto para ellos

-Estaré listo en 10 minutos

-Lo supuse