Noche 2

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Y él ya lo sabía. 

¿Y cómo podía negarle lo que había sentido por tanto tiempo? ¿Cómo podía seguir escondiedo esos sentimientos que estaban guardados en la cajita de lo imposible? esa que tiene espacio para todo lo que anhelamos, lo que nunca va a poder llegar a ser. La cajita de los sueños, la que muy escondida está en ese lugar que el miedo todavía no llegó a encontrar. Ya todo estaba afuera, nada quedaba en ella, sólo el polvo de los recuerdos que estaban abandonados hacía tiempo. Y esa fragancia inolvidable que sólo yo podría reconocer; la del primer amor. Pero no ese primer amor que todos reconocen como el del primer beso, o la primer atracción por una persona. La del amor, del sentimiento real. Pero ese aroma no aparecía solo; siempre acompañado de la dulzura de la soledad. La que arañaba las paredes de la pequeña caja, para abrirla y dejar entrar los sentimientos de las demás personas; y ahí era el momento de entrada de ella, la verguenza. La que me prohibía la mirada con otra persona, la que se rehusaba a sentir el calor de la piel de otra persona junto a la mía. Con el correr de los años aprendí la combinación del candado y tras luchar y luchar conseguí encerrar esos sentimientos allí; donde nadie los encontrara jamás, o hasta dentro de unos años.

Y llegó la persona que los encontró; no es la persona indicada. Pero algún día esa persona iba a aparecer de entre mis sueños.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2014 ⏰

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