Escondida en las ruinas de las primeras tribus griegas en Creta, Gea se encontraba apoyada sobre una columna, lamentándose en su cabeza por el destierro de sus hijos: los gigantes.
-¡Como mis hijos, los implacables gigantes, hijos de yo y Urano, hermanos de los temidos Hecatónquiros y los respetados Titanes han podido cometer el desatino de querer subyugar a los dioses olímpicos. Que con la fuerza de Heracles, la astucia de Atenea, la estrategia de Ares y el imponente rayo de Zeus han aniquilado mis hijos!-
Urano que se encontraba a su lado intentaba consolar a su mujer de su pesadumbre, agarrándola por su hombro.
-Ellos mismos se lo estaban buscando. No tenían motivo alguno para rebelarse a los dioses...-
Gea entonces agarro el brazo de Urano, lo quito de su hombro bruscamente y se encaro a su marido enfurecida.-¡Ellos buscaban venganza por el encarcelamiento de los Titanes en el Tártaro!-
Urano, que se enfureció por el repentino gesto de Gea la agarro fuertemente del cuello y la acorralo en una columna, dificultándola respirar -¡No me vuelvas ha hablar de esta manera! Ademas, nunca me gustaron los gigantes-
Gea, acorralada y entre sollozos murmuro -Desde que Cronos te castró ya no tienes la misma fuerza...- Entonces Gea, logro dar una coz a Urano, consiguiendo zafarse de el, lanzandolo al suelo. -Nunca le gustaste a nadie. Ahora vete- exclamo Gea con una mirada imponente.
Sin decir nada Urano se levanto fragilmente y se fue, humillado.
Con un sentimiento de realización por su victoria ante su marido, a Gea se le paso una idea por su cabeza para vengar la desdicha de sus hijos los gigantes.
Entonces, de su mano emergió un ardiente fuego que lanzo al suelo de las ruina, creando un agujero tan hondo que parecía no terminar nunca. Gea se lanzo dentro del agujero, cayendo en picado. A medida que iba descendiendo la calor iba aumentando, tanto que era casi insoportable. Al tocar el fondo, Gea llego a una zona gigantesca, iluminada solamente por la lava que surgía de los volcanes. El suelo ardía. La zona estaba acompañada por una melodía de gritos de desesperación, dolor y arrepentimiento. No había duda, Gea estaba en el Tártaro.
Gea siguió adelante, ignorando las plegarias de las almas torturadas que suplicaban el perdón a la diosa, intentando de manera desesperada poder salir de ahí y ser libres. Gea se detuvo en frente un arbol totalmente seco y muerto. El estado del árbol representaba fielmente la imagen del Tártaro: tristeza, arrepentimiento y penumbra. Gea extendió su brazo, tocando con la palma de su mano el tronco del árbol. Gea apretó sus dientes y exclamo -¡Ven aquí Tártaro!- Entonces, el triste arbol empezó a arder, pudriéndose y dejando una extensa nube de humo negro con pudor horrible. Una vez consumido el árbol por completo, del humo se empezó a formar una figura. Al terminarse esto se personifico de ese humo una figura deforme, tenia anatomía humana, pero todo su cuerpo parecía ser una masa de tierra y fuego, sus ojos rojos parecían haber visto todo mal en el mundo. No había duda para Gea, esa cosa era Tártaro.
Tártaro era el dios primordial que personificaba, valga la redundancia al Tártaro como zona de tortura. Era hijo de el Aire (otros dios primordial que personificaba al aire)y Gea. Era hermano de otros dioses primordiales como el Terror, la Astucia o la Ira. Aunque no sean hermanos de padre biológico, Tártaro era también hermano de los Titanes.
-¡Vaya, vaya... pero si mi madre Gea ha decidido presentarse por una vez hacia su hijo!- Manifestó Tártaro sonriendo de forma malvada.
-Vengo a pedirte un favor Tártaro- Dijo Gea seria.
-¿Acaso solo me buscas para exigirme servicio?- Tártaro aparto la mirada fingiendo estar desolado -Lo mismo le hiciste a los Titanes, aún están aquí por si quieres verlos...-
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Los mitos griegos
AçãoUna forma de ver de ver los mitos griegos de forma mas extensa y en formato novela. Inspirado en la forma de narrar de Santiago Posteguillo os presento Los mitos griegos.