Weasley's (HISTORIAS DE LA TERCERA GENERACIÓN)

VICTORIE

DEL COMO UN BEBÉ LE DEVOLVIÓ LA SONRISA A GEORGE WEASLEY.

Era una mañana fría, las grises nubes anunciaban que el clima se volvería tormentoso y un poco oscuro, dos de mayo marcaban los calendarios de todos los magos y brujas, el recuerdo de aquel día aún vivía en sus mentes, esta fecha tenía un gran significado, se celebraba un año más de la batalla de Hogwarts y la caída de Lord Voldemort, un evento único que aún era muy reciente para toda la comunidad mágica. Aunque los edificios como Hogwarts y Gringotts habían sido restaurados con facilidad, las familias, los amigos y cada persona aún no encontraban la paz ni la voluntad para vivir con tranquilidad.

George Weasley no podía creer que habían pasado ya dos años, dos años de estallidos estridentes que lastimaban sus oídos, de sentir el resquemor de su nariz al inhalar el polvo del edificio que había sido testigo de sus bromas, de haber escuchado los gritos de su madre, dos años desde que el reloj característico de los Weasley había marcado "viaje" para uno de sus miembros, dos años sin Fred.

Se encontraba en la sala de la Madriguera había llegado para visitar a sus padres sabiendo que esta fecha era difícil para ellos y tenía que admitirlo, tampoco era fácil para él, su madre después de la visita al cementerio se había encerrado en su habitación mientras que su padre se encontraba en la cocina preparando algo de té. George miraba el horizonte escuchando a la lejanía las últimas palabras que su gemelo le había dedicado: "Mantente firme Georgie, que no vean que tu varita tiembla"

- ¿Mamá está bien? -preguntó el pelirrojo cuando su padre le extendió una humeante taza de té.

- No, pero lo estará. Lo estaremos- respondió Arthur Weasley con la voz sobria de siempre.

George observó a su padre, sus cansados ojos reflejaban los horrores de batallas pasadas, su cabello era una mezcla entre rojo y gris aunque jamás perdió aquel gesto de dura amabilidad y fortaleza, se preguntó si el mismo tendría aquel aspecto, el de un hombre que había triunfado en una batalla aunque si lo pensaba más a fondo, no se sentía victorioso de absolutamente nada. Sabía que desde que había perdido a su hermano su personalidad chispeante se había ido con él.

- ¿Dónde están todos? – preguntó bebiendo un poco de su taza y observando a su padre fruncir el ceño pensativo.

- Bill está trayendo a Fleur en tren, deben estar a punto de llegar, Harry y Ron aparecieron temprano ahora están en el Ministerio y recibí una carta de Ginny y otra de Charlie, están bien. -respondió en voz baja, era extraño no mencionar a Fred y sabía que nunca se acostumbraría.

George sonrió débilmente su testarudo hermano había insistido en viajar en tren con su mujer embarazada aunque no tenía ni la remota idea de muggles ni de sus medios de transporte solo para visitar a sus padres, era un niño de mamá aunque él jamás lo admitía abiertamente.

- Sé lo que estás pensando y es correcto – dijo Arthur divertido– Me pareció ridículo también pero Fleur insistió esperemos que no entre en labor justo aquí.

- Y si eso pasara sería lo menos memorable que haya sucedido en este lugar – respondió el pelirrojo riendo mientras pensaba en las incontables bromas épicas que había realizado en esa habitación

Parecía que su padre había pensado en lo mismo así que los dos empezaron a carcajearse, hace mucho que no lo hacían y parecía que esa pequeña broma había sido la desencadenante para que las carcajadas siguieran. A George le pareció un gesto liberador y, sintió como su alma resplandecía, su padre frente a él relucía de alegría.