Day 60

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"Los recuerdos matan más rapido que una bala"

//TAEHYUNG//

"Eres un inutil" dijo el señor Kim, el mismo señor que jura ser mi padre, el mismo que repite esa frase una y otra vez sin cansarse desde que tengo memoria. "Eres un inutil" dijo a mis cinco años por no saber decirle la hora que marcaba el antiguo reloj que colgaba en la pared de la pequeña sala de mi casa, "eres un inutil" volvió a repetir a mis siete años por no poder resolver algunos ejercicios matematicos formulados para chicos de secundaria, "eres un inutil" dijo nuevamente a mis 13 por haberme roto el tobillo mientras practicaba aquel estupido deporte que él ama con la misma intensidad que yo lo detesto, ante él soy un inutil, no importa lo que haga, si está bien o mal, simplemente no sirvo, me rechaza como si de un objeto defectuoso se tratase; para ese hombre vale más un perro sucio, mal nutrido y sin dueño que su propio hijo. Aunque no lo juzgo, por que tambien me desprecio, me odio y aborrezco pero no por considerarme un inutil si no un cobarde, un bil cobarde que prefiere callar y llorar a solas despues de cada paliza que el hombre mayor me ofrece y que yo recibo en completa sumisión como castigo creyendome culpable de sus problemas y de mi propia existencia, cobarde por no gritar, por no pedirle que pare, por no decirle que lo odio de la misma manera en la que él lo hace, por qué se que me odia, que se odia, que odia a mi madre a mis hermanos y al mundo entero. En su interior todo es odio ya que nadie le a enseñado amar y pobre de aquel que lo intente,solo terminará destruido como una cuidad despues de una guerra, tal como le pasó a mi madre, a mi hermano mayor y a mi.

Lagrimas gruesas y saladas pero silenciosas recorren mis mejillas, sintiendo la derecha hirviendo y puedo imaginar que está en un tono rojizo por haber recibido aquella bofetada. ¿El motivo? Sencillo, desacreditar una materia de mi estupida carrera universitaria y es estupida por que a pesar de no ser lo que siempre soñé, mucho menos mi primera opción, me agrada, me gusta mas de lo que me pude haber imaginado.

"Sientate a merendar" la dulce voz de mi madre me hace salir del trance en el que me encuentro, donde todo es negro y triste pero también rojo y lleno de rabia, de odio, de ira.

"Tienes que alimentarte bien si quieres acreditar tu materia" volvió hablar la mujer de cabellos negros que se acerca a mi y me sonrie con tanta dulzura, en un vano intento de calmar mis demonios por que a pesar de tener esa bella sonrisa pintada en su rostro, no logra ocultar la tristeza y la rabia que sus ojos transmiten. Acaricia mi mejilla y limpia mis lagrimas para después guiarme a la mesa donde ya estan tres razones de arroz y pollo servidos ...solo me dejo hacer,despues de todo, mis piernas terminaran sosegando mi dolor con la sangre que corre en ellas, más tarde.







"Hyung" mi pequeño hermano susurra al otro lado de la puerta, supongo que es tarde debido a eso y él solo evita despertar a la fiera que se encuentra durmiendo en la habitación principal de esta casa. Admito que me altera el pensar que en cualquier momento va a entrar sin mi autorizacion y encontrará mi desastre, no puede verlo, no debe verlo, no quiero marcarlo con mi dolor de la misma manera en la que marco mis brazos y mis piernas.
Mi ansiedad comienza hacer de las suyas y no puedo pensar claro en que hacer con las milesimas de segundos que tengo.

"Ahora te abro Jungkookie, permite que termine de ponerme el pijamas" mentir una vez más parece darme lo que necesito,y eso es tiempo para poder correr al baño que está en el interior de mi oscuro cuarto y dejar ahí la pequeña navaja que he usado para lastimarme, justo en el fondo del aquel cajón donde se guardan productos de higiene y demás, junto al paquete ya abierto que contiene el resto de las navajas desechables; desesperadamente comienzo a lavar mis manos que están teñidas con pequeñas manchas carmesí, las cuales se empeñan en permanecer ahí, causandome angustia logrando que talle con mas fuerza hasta lograr lastimar mi delicada piel.
Arde, el agua y el jabon hacen arder mis nuevas heridas en las palmas de mi manos, pero no tengo tiempo de quejarme, no si quiero evitar la impaciencia de Jungkookie así que después de colocar en mi cuerpo el pijamas de seda color tinto, me dirijo a la puerta y puedo ver al chico que me llama hyung y como de costumbre, me hace a un lado para introducirse sin ningun pudor a mis apocentos para terminar sentado sobre mi cama. Me sonríe con picardia mientras me observa caminar hacia él, después de cerrar la puerta y quedarnos con la simple luz opaca que nos otorga la linterna de lava que se posa en mi mesita de noche.
De pronto una sonrisa surca mi rostro, pues su sola presencia me hace olvidar momentaneamente el dolor; me siento a su lado con todas las intenciones de golpearle en la cabeza,de la misma forma que lo hacía mi hermano mayor conmigo cuando aún vivía con nosotros, pero kookie es más veloz que yo y termina recostando su cabeza en una de mis piernas lo cual me hace ahogar un gemido ya que hace presión en mis heridas.
"Hyung no es un inutil" dice aquello en voz baja pero el silencio sepulcral del lugar me permite escucharle con claridad, causando estragos en mí. Su voz suena tan calmada que me hace temblar, me hace no querer escucharla por temor a que pronto pueda dejar se ser tranquila y convertirse en una voz atroz llena de molestia.
"Yo sé que hyung se esfuerza mucho y si falló en su materia es por toda la mierda que lo atormenta" Escucharle decir eso me petrífica y comienzo a sentir pánico.
"Hyung es muy valioso e inteligente, hyung es mi ejemplo a seguir y por eso hyung no debería lastimarse" se levanta lentamente para verme a los ojos, los cuales ya tienen lágrimas encima y se toca la mejilla para limpiar la sangre que ha quedado en ella después de que presionó mi pierna; las lágrimas empañan mi visión pero aún así le miro con miedo, como si él fuera un cazador y yo su presa, como un niño mira a su padre antes de ser castigado por hacer alguna travesura, lo veo con vergüenza, con angustia, con pesar. Pero en sus ojos no puedo ver nada, no hay enojo, no hay tristeza, no hay dolor ni rabia, sus ojos son tan inexpresivos que parecen ser solo dos agujeros negros sin fondo, esos ojos me vuelven sumiso y no sé cómo reaccionar.
Gateando por la cama sube un poco más para quedar a mi altura y me abraza con tanta devoción que me destruye, tal como si yo fuese un fino cristal que con el mínimo tacto se rompe. No lo tolero, no lo soporto y termino llorando de una manera tan desconsolada en los brazos de mi hermano menor, ese que no debía saber lo miserable que soy, no debía enterarse que tiene un hermano incapaz de lidiar con su vida, él no debía haberse manchado con mi suciedad, con mi sangre impura, él no debería tocarme, no debería de abrazarme de esta manera, mucho menos consolarme, no puedo contagiarlo de mi enfermedad ni tampoco quiero hacerlo, él es tan puro, tan bueno, que no lo merezco.

60 daysDonde viven las historias. Descúbrelo ahora