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-¡Quiedo jugad a das pincesas! -gritaba la pequeña niña de 5 años, mientras tomaba una de sus tantas muñecas.- ¿Tú no quiedes, Dauden? -le preguntó a su amiga, extendiéndole una linda muñeca muy parecida a Camila, eran como gemelas, pero obviamente, Camila, era más linda en todos los sentidos.

-No quiedo, Camida. -respondió la otra nena haciendo una mueca.- Edtoy tliste. -mencionó bajando la mirada y haciendo un puchero.

-¿Pod qué? ¿Adguien te hito algo? ¿Debo godpead a adguien? -anunció la pequeña Camila, haciendo sonreír levemente a Lauren.- ¿Es pod tud papád? -preguntó finalmente Camila. Sabía que era así, que Lauren estaba mal por eso, porque sus papás eran tan malos que se divorciaron cuando ni siquiera tenía 2 años. Aunque hubiera pasado tanto tiempo y Lauren nunca hubiera visto a su padre, lo extrañaba porque sentía una gran conexión, ella lo quería mucho aún sin conocerlo.

-Tí. -mencionó Lauren, asintiendo, jugando torpemente con sus dedos, esperando que Camila la abrazara. Sus abrazos siempre eran lo mejor y le gustaban a Lauren. Pasaron apróximadamente 3 segundos en silencio, pero no era uno incómodo, sino, uno muy lindo. Camila envolvió a Lauren en un cálido abrazo, mientras acariciaba su lindo y sedoso cabello. Lauren no pudo más y sus ojos soltaron algunas lágrimas que mojaron levemente las prendas de Camila. A ella no le importaba en absoluto que se manchara su ropa, al fin de cuentas, eran sólo lágrimas y a Camila no le molestaba. Duraron así un momento, hasta que Camila le dió un beso en la mejilla a Lauren, sonriendo.

-Yo judo edtar tiempre contigo, Dau.

(...)

-¡Lauren! ¡despierta ya! ¡debes ir a la escuela! -gritó Samantha, la madre de Lauren.

La mencionada soltó un quejido demasiado fuerte hasta para sus oídos, odiaba las mañanas de los sábados.

Y sí, su escuela duraba toda la semana.

Lauren se levantó de su cama a duras penas, talló sus ojos y metió sus pequeños y lindos pies en sus pantuflas de dragón. Caminó al baño y miró su cara, se sonrió a sí misma, tenía el autoestima alto, así que no se veía fea como antes. Lavó su cara y sus dientes, toda ella era muy linda.

Peinó su cabello y se hizo una trenza de tres, aunque se salieran algunos cabellos de ella. Se puso finalmente una tiara con un bonito moño en la cabeza y comenzó a buscar ropa.

Shorts de mezclilla y una polera aguada.

Uhmm.. no.

Buzo de diferentes figuras con un pantalón de mezclilla.

Tal vez.

Vestido de flores con zapatos rosas y listón en la cintura.

Perfecto.

(...)

-Gracias por el desayuno, ma. Nos vemos. -mencioné, besando la mejilla de mi madre.- Recuerda que hay junta a las 10:30 a.m. -guiñé un ojo y chasqueé la lengua.

-Sí, hija. Nos vemos. Que te vaya bien. -saludó mamá y yo salí de casa.

Bueno, la ventaja es que voy en la misma clase de Camila y eso alegra mi día.

(...)

-¡Lauren! -gritó emocionada Ally, mi mejor amiga, a parte de Camila, Normani y Dinah, claro.

-Hola, Ally. -le sonreí.- ¿qué tal ayer con Collins, eh? -la miré pícaramente.

-Ni lo menciones, no quiero hablar de ello. -bufó.

-¿Por..? -llegó Normani, interrumpiéndome.

-¡Chicaaaaas! -gritó emocionada, traía boletos en las manos, eran 5, creí saber de qué eran.

-¿Boletos para el concierto? -preguntó Ally, antes que yo.

-¡Sí, sí, sí, sí! -dio pequeños brinquitos mi amiga.- Mamá me los compró y me dijo que fueran conmigo.

-Me encantaría, pero debo estudiar para la clase de Química, el profesor nos aplicara examen el lunes. -mordí mi labio inferior.- Recuerden que voy un año más que ustedes y..

-No te preocupes, Lolo. -sobó mi brazo la pequeña Mani, siempre era muy comprensiva.

-Gracias, enserio. -suspiré.- Iré por mis cosas al casillero y ya regreso. -me dí la vuelta y choqué con una chica, tirando sus cuadernos.- ¡Oh! ¡lo siento t..! -miré sus ojos y vi qué era Camila, riendo por la situación, parecía no importarle.

-No te preocupes, Lolo. -siempre me decía así, pero hoy sonó más bonito que nunca, su cara brillaba enormemente y amaba eso de ella, aunque, nunca lo había pensado, pero lo hacía.

La miré fijamente unos momentos, hasta darme cuenta que había tocado la campana.

Había notado que Camila hoy iba más linda de lo habitual, pero no lo había tomado en cuenta antes.

(...)

Terminaron las clases, por lo menos fueron rápidas. Regresé emocionada a la casa, y vi a mi madre arreglando maletas. Mi sonrisa se desplomó.

-¿Mamá? -pregunté.

-¡Oh! Que bueno que llegas, hija. -mencionó mi madre.- Debo irme, me llamaron del trabajo y necesito viajar lejos. -hizo una mueca.- Te quedarás en casa de Camila. -terminó mi madre.- Te amo, cuídate y sé buena chica. -besó mi frente y se fue.

Ni siquiera tiempo me dió para despedirme.

Y estás sola. Otra vez. -mencionó mi subconsciente.

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¡Hola! Bueno, gracias por leer y espero que les guste éste nuevo escrito:).

¡L@s amo!

-Yo.

¿acaso yo te gusto? [Camren AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora