Érase una vez un ratoncito llamado Stuart que quería proteger a su familia de los malvados gatos era pequeño e indefenso pero tenía un corazón de león siempre estaba dispuesto a enfrentarse a quien sea, con el fin de cuidar la vida de sus hermanos.
Un mañana fresca se puso su mochila y decidió salir en busca de alimento muy cauteloso rondaba las calles de la cuidad rebuscando entre el basurero, cuando ya su mochila se llenó, inicio su retorno a casa, pero en el camino se encontró a un enorme perro peludo y muy asustado se escondió hasta que se vaya, pero durante ese tiempo se dio cuenta que el perro estaba llorando desgarradamente; tomo valor y se acercó a él, y le pregunto:
-¿Qué te pasa amigo?
El perro se sorprendió a escuchar esa diminuta voz y le dijo:
-¿Quién eres?
El ratón respondió:
-Soy Stuart
De inmediato el perro le pregunta:
-¿Qué haces por aquí a estas horas?
Cruzaba llevando comida para mis hermanos y te vi muy triste por eso decidí acercarme
El perro responde:
Si, la verdad estoy triste porque mis amigos no me aceptan en la manada
Y así ambos decidieron sentarse juntos a continuar la conversación
Después de esa gran charla Stuart se hizo súper amigo del perro y le dijo que lo acompañe a su cueva para que los gatos no los asecharan.
Y así paso, el perro llevo a Stuart a casa y luego el regreso feliz a su casita porque había encontrado un amigo que lo entendía a pesar de no pertenecer a la misma raza.
Al día siguiente cuando el sol se encontrada en su mejor punto, Stuart va nuevamente al mismo basurero a buscar a su amigo, para volverlo a ver, y se encuentra con muchos otros perros pegándole.
Al observar toda esa escena le da mucha rabia y piensa en un plan para poder defenderlo.
Lleno su corazón de valentía y fue en busca de sus hermanos; uno recogió piedras y empezó a lanzarle a los perros, el otro tenía un silbato y soplo con mucha fuerza y Stuart se lanzó en medio de la pelea y comenzó a morder a aquellos perros malos, en fin lograron asustarlos y todos salieron huyendo.
Así fue como Stuart y su amigo se dieron cuenta de la verdadera amistad que había entre ellos; Stuart lo ayudo a salir de ese problema y el perro peludo siempre lo protegía a él y a su familia de no ser la comida para los gatos.
Pasaron unos días y el perro traslado su casita a lado de la cueva de Stuart, por lo tanto ahora eran vecinos y todos los días salían juntos a buscar alimento.
MORALEJA:
Son nuestros verdaderos amigos, los que de verdad nos aprecian, los que se preocupan por nosotros en realidad, los que se acuerdan de nosotros en los momentos más inesperados que es cuando necesitas un abrazo amigo, un consejo o una ayuda; que servirán para que te animen cuando te sientas mal o deprimido, sin importar cuál sea tu origen.
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CUENTOS INFANTILES
FantasyLéelos con tus amigos y diviértete con estas historias infantiles.