Juventud.
Una palabra que describía, o al menos lo intentaba, esa etapa en la vida de cualquier persona, en la "mejor" época de su vida. Para muchos, significa el final de la preparatoria, la vida universitaria, te vuelves un adulto o al menos, crees tener el control de tu vida como uno.
Pero para mí, esto significaba poder salir sin mi guardaespaldas, y comenzar a vivir.
Las luces violeta y roja me encandilan un poco. Nunca estuve acostumbrado a este tipo de lugares, no me sentía interesado y, a decir verdad, no había tenido una verdadera razón para aprovechar la oportunidad. Pero aquí estaba, bailando con Nino y Alya al ritmo de Imaginación de Foster the People.
-Este lugar tiene muy buena música- Alya sacudía un poco su cabello, a pesar de que la canción era algo Indie, parecía gustarle mucho.
-La primera vez de Adrien debía ser un buen lugar- contesto Nino sacándose a gorra por un segundo y volviendo a acomodársela.
Reí un poco ante su comentario. Para tener casi 20 años, sonaba ridículo el que nunca hubiera estado en una discoteca. Había estado en fiestas que resultaban de mi trabajo, aunque no podía relacionarme mucho ya mi padre era algo reservado en cuanto a quienes entraban en mi círculo social.
Lo sé, si lo cuento así suena como si estuviera encerrado bajo cuatro paredes y que escape por la ventana para llegar hasta aquí. Pero en realidad, es algo más complicado que eso.
La música cambio a algo más movido, y de pronto, los círculos de gente comenzaron a hacerse más cerrados, mientras gritaban y animaban. Aunque llego un momento en es que los gritos se volvieron más fuertes, llamando nuestra atención.
-Vaya, ese chico sí que se mueve- admiro Alya, viendo en dirección al círculo de gente que se había juntado más y más.
Cuando mire, mis ojos se centraron directamente en el chico del centro. Su ropa era llamativa, no hablando de que eran colores chillantes, sino que, el simple hecho de que estuviera en él, la hacía llamativa.
Sus movimientos eran cautivadores, incluso llegaba a jalar a algunos chicos a la pista de baile para que se unieran a él, sin duda tendría el nombre de "el alma de la fiesta" en donde fuera que estará.
Mi mirada seguía fija en el durante el resto de la canción, pero para cuando devolví a vista a mis amigos, ambos parecían estarse devorando. Ahora es cuando me arrepiento un poco de no haber invitado a alguien más para no sentirme como el mal tercio.
Sentí como mi teléfono vibro en mi bolsillo trasero, me apresuré a salir a la terraza del sitio, literalmente era el lugar donde todos fumaban así que, apenas salí, el olor a humo se impregno en mis fosas nasales, incluyendo en mi ropa.
Revise mi teléfono, tenía una llamada perdida de Marinette.
Probablemente quería felicitarme por mi cumpleaños. Era más de media noche y ahora, tenía 20 años.
Suspire, recargándome en el barandal de la terraza. La discoteca estaba en el segundo piso de un edificio en la calle Louvre, era nuevo así que mucha gente venía los fines de semana a gastar el dinero de la renta de sus apartamentos, o del dinero que habían juntado para comer en la universidad.
Rasque mi cabeza, dándome vuelta, viendo hacia dentro del lugar. Mi respiración se cortó por un segundo cuando vi como aquel chico que había llamado tanto mi atención, salía a la terraza, colocándose un cigarro en la comisura de sus labios, y encendiéndolo como si ya fuera un experto usando el zipo.
Estando tan cerca de mí, pude verlo más a detalle. Su cabello negro estaba alborotado, pero no era un desastre, le quedaba bien. Parecía de esas personas que, incluso estando recién despertados, con baba seca en la barbilla y ojeras enormes, se seguiría viendo bien. Su rostro era fino, tenía delineado y un brillo en los ojos que llegaba a cautivar. Su piel se veía bastante cuidada.
Aunque al estarlo viendo tanto, no me había percatado que él me miraba igualmente. Soltó una pequeña risa cuando lo noto, acercándose a mi mientras se retiraba el cigarro de la boca.
-No sabía que la alta sociedad visitaba los antros de los barrios bajos- me dijo, recargándose de espaldas en el barandal.
- ¿Disculpa? - reí algo confundido ante su comentario.
- Por favor, tu rostro esta en toda Paris- coloco de nuevo el cigarro en sus labios y fumo un poco-. Adrien Agreste, supermodelo. Aunque me sorprende verte en un lugar como este.
- Es la primera noche que me siento bastante tranquilo, estoy acostumbrado a que la gente se acerque a pedirme fotos- solté de pronto, aunque su pequeña mueca me hizo sentir que la había cagado. ¿habré sonado egocéntrico?
- Sabes, en lugares como estos, da igual quien seas- se estiro un poco, sujetando el cigarro aun en sus labios con su dedo índice y medio-. Estando en esa pista, bailando, puedes ser quien tú quieras. Un borracho, el mejor stripper del mundo, incluso solamente un chico en la pista. Todas las personas a tu alrededor, despertarán mañana y volverán a sus aburridas y tal vez patéticas vidas, pero esta noche, están vivos.
Sentía que esa era una explicación muy vaga de vivir la juventud, no considero que lo que dice es verdad, pero, lo cierto es que estando aquí, un enorme escalofrió recorría mi espalda por la pequeña euforia de por fin salir de mi rutina.
- Y el día de mañana, ¿Quién serás? - pregunte en un tono algo coqueto.
- Eso no importa, lo importante es que conozcas al "yo" de esta noche- pareció regresarme el coqueteo, apago su cigarro en el barandal-. Algo en mi hace sentir que no sales mucho, así que...
Hizo una pequeña pausa, poniéndose de espaldas a la discoteca y mirándome como un pecador queriendo invitarme al infierno.
-Bienvenido a tu nueva vida, Adrien Agreste- camino de espaldas de regreso a la pista.
Mordí mi labio levemente, respirando hondo.
No sabía en lo que me metía, no sabía ni siquiera el nombre de este chico.
Pero, la noche es joven.
Esta es mi noche.
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Sinner • Marc Anciel • MLB
Fanfiction¿Que es lo primero que piensas al escuchar la palabra "Juventud"? Salir cada noche, fumar, amigos, alcohol y tal vez algo de sexo. Eso era para Marc Anciel. Pero para Adrien, cumplir los 20 años significaba ya no tener a un hombre protegiéndolo por...