Prefacio

8 0 0
                                    


 Cuando los extraterrestres llegaron, el mundo entero supo que la vida a partir de entonces sería muy distinta.

Al principio, no existían los problemas. Llegaron porque su mundo se desmoronaba; la contaminación casi no les permitía respirar, no había apenas agua, el 87% de su flora y fauna estaba extinta y muy malas personalidades habían tomado el control. No solo escapaban de la destrucción terrestre inminente, sino de guerras y muertes sin sentido. Buscaban un sitio en el que poder sentirse a salvo, y nosotros los aceptamos con los brazos abiertos.

Les enseñamos la cultura, las tradiciones, la vida humana en todos los aspectos posibles. El lenguaje, por cierto, no fue ningún impedimento, puesto que los Visitantes -así solemos llamarlos- poseen la habilidad de transmutarse. Eso significa que, físicamente, son iguales a los humanos, excepto por el color de los ojos. Los suyos contienen cierta tonalidad neón.

Los primeros años, la convivencia era envidiable. Nos aportaron su tecnología y sus años de diferencia de sabiduría, nos ayudaron a reducir el impacto atmosférico, e incluso exterminaron el mayor mal de todas: el hambre.

Sin embargo, aquello solo era una fachada.

No lo vimos venir, y por eso nos dolió más de lo normal. Tan solo nos habían estado usando. Querían asentarse en un nuevo planeta, pero no nos necesitaban a nosotros. Éramos seres inferiores, sin utilidad alguna, por lo que intentaron asesinarnos a todos.

Pero somos humanos, y si algo hemos aprendido de nosotros mismo todos estos años, es que somos una plaga . La Resistencia nos ha mantenido con vida desde tiempos inmemoriales, así que, hasta el hecho de seguir con vida, se lo debemos a ella.

Pero ganaremos. Ganaremos esta batalla y recuperaremos lo que es nuestro. Nadie podrá vencernos.

Los VisitantesWhere stories live. Discover now