Aprendiendo

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Personaje: Jay
Advertencia: No

Se golpeó la cabeza por tercera vez en la encimera, no entendia en que jodido universo alternativo estaba, solo sabia que su hermano mayor se había levantado más loco que una cabra y que lo había dejado a cargo de sus dos bellos e inquietos sobrinos.

Se sabía que el mercenario no era del todo responsable y que seguramente sus dos hermanos menores harían un mejor trabajo. Damián tenía la paciencia, Tim la coherencia y él... Solo poco autocontrol combinado con muy mal carácter.

No es que odiara a sus sobrinos al contrario, los amaba pero no encontraba explicación alguna de por qué fue él la primera opción para ser niñero ese mismo día, su único puto dia de descanso.

Su noche había sido larga : Unos disparos aquí, otros disparos por allá, unos más por acá, ayudar a Batman, seguir delincuentes con un ya no tan infantil Robin. Nada fuera de lo habitual. Hasta la aparición de Dick diciendo que más tarde le llamaría para algo importante.

Si era sincero pensó que tal ves se trataba de alguna desmantelación o persecución en Bludheaven o algo a lo que el segundo ex Robin estuviera acostumbrado, grande fue su sorpresa cuando vio entrar a Goldie  en su pequeño apartamento compartido.

¡Con sus hijos y dejandolos a su completo cargo!

Tenia una nula experiencia, claro había cuidado a Damián un par de veces, pero el pequeño demonio era autosuficiente, solo lo requería cuando no alcanzaba algo de la alacena o cuando quería comer, por que si eso era lo único que el niño no sabía hacer.

Respiro hondo, podía con esto, joder claro que podía, había matado en masa, disparado millares de armas, maldición había visto el mismísimo infierno y había regresado.

Se dispuso a hacer el desayuno, algunos hot cakes, café para el y calentó leche como Dick le había dicho le gustaba a los gemelos, estaba por terminar cuando escucho la puerta de su habitación abrirse y unos pasitos correr apresuradamente hasta la cocina.

-Huele delicioso, tío Jay- escucho como reian al apar.

Ambos niños castaños con hermosos ojos azules y con tan solo 4 años le miraban risueños mientras Dereck tallaba uno de sus ojos para despabilar el sueño, Dean admiraba la altura de su tío que a su parecer era un hombre enorme, era más alto que su padre y un poco más alto que el abuelo Bruce, él esperaba poder ser igual de alto que el tío Jay.

El forajido los miro de reojo e instantáneamente una sonrisa aprecio un sus labios , apagando todo lo que estaba en la estufa y encarando a ambos niños, poniéndose de cuclillas ((aún así les sacaba dos cabezas a los pequeños)) les regaló un sonrisa con un saludo de buenos días que ambos niños correspondieron con abrazos y muchas risas.

-¿Sabes a donde fue mi papá?-

-¿Por que el abuelo tiene el cabello blanco y tu solo un pedacito?

-¿Tu también sabes ocupar el trapecio como mi papi?-

-¡No le robes la comida a tu hermano!-

-¿Podemos tener postre?-

-¿Podemos ver películas?-

-¡Si! ¡Palomitas!-

-¡No queremos bañarnos!

-¡Cantemos, tío Jay!-

El desayuno y el resto del día transcurrió así entre risas y preguntas justo ahí fue donde se dio cuenta que tal ves estaba listo para aprender a dejar el pasado y tomar su presente con nuevos planes y solo tal ves si el futuro era piadoso con el mercenario podría asfixiar a sus bellos sobrinos con todo el amor que el nunca pudo tener de niño pero que estaba dispuesto a dar.

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