inviernos en alaska

cap 1

Terminé de hacer mi maleta, me coloqué mi pelo castaño en un moño para apartarlo de mi cara y mire alrededor.

Aquella había sido mi habitación desde que tengo recuerdos, parece vacía sin esas fotos que desde hace años ocupaban sus paredes, sin la cama, sin mi escritorio, sin mis libros, sin aquellos objetos que parecen insignificantes pero tienen un gran valor en nuestras vidas.

Mi madre, Susan, Sue para los amigos, escritora de gran renombre, más ocupada de sus libros que de su familia, pero todo esto cambio hace seis meses, mi padre falleció en un accidente de tráfico, lo que hizo que mi madre apartara a un lado su carrera para cuidar a su hija de dieciséis años, si, yo.

Es extraño pues la mayoría de niñas suelen tener una excelente relación con sus madres, yo no solo parezco la excepción lo soy, mi padre era el que formaba parte de mi vida, se convirtió en mi figura materna y paterna al mismo tiempo, estaba locamente enamorado de mi madre, tanto como para aguantar sus excentricidades de escritora y acompañarla en sus firmas de libros por todo el país, con su hija siempre en brazos.

Cierro fuertemente los ojos para apartar los pensamientos de mi padre de mi cabeza.

"Grace, ¿estas lista?" suena la voz de mi madre en la planta baja.

"Si mama, enseguida bajo" respondo

Cuando llego abajo mi madre me espera con una gran sonrisa en la cara.

"Ven aquí" me dice, haciendo gestos para que me acerque a ella. Me da un abrazo, yo se lo devuelvo y sonrío.

"Vamos mama" la digo tirando de ella hacia el coche, se ha quedado mirando nuestra casa pensando en papa, lo se, mi madre parece dura pero esto la ha roto por dentro, más ahora la mudanza, es lo que necesita, lo que necesitamos, voy a hechar de menos toda mi vida aquí en Boston, a mis amigos, sobretodo este verano, pues aún estamos a principios de julio, tenemos todo el verano para instalarnos mi madre y yo en nuestra nueva casa y así en septiembre poder empezar en un nuevo instituto, en Alaska.