Mario

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Mario fue mi primer amor, el primer niño del que me enamoré, tenía más o menos once años.

I. Mario, físicamente.

Mario me gusta mucho físicamente y lo digo en presente con toda la intención, sigue pareciéndome muy atractivo.

En aquellos tiempos era más o menos igual de alto que yo, muy delgado, blanco, pelo negro y tenía unos ojos preciosos, de los más bonitos que he visto en mi vida; verdes, con pestañas rizadas y largas y con una expresión muy bonita. La nariz ligeramente ancha y con bonita sonrisa, muy sincera.

II. El inicio.

Me cambié de escuela de la manera más extraña en 6to de primaria; me cambié de escuela en este año pues en la escuela donde estaba anteriormente los demás niños me molestaban mucho y además estaba muy sola.

De lo que recuerdo, la anterior escuela se fue haciendo chiquita con los años y casi no había niñas. En el último año en el que estuve ahí, solo quedaron dos niñas además de mí y se hicieron amigas entre ellas y a mí me rechazaron por completo. Literalmente hablaron conmigo y me dijeron que ya no querían ser mis amigas y que me avisarían cuando quisieran volver a serlo; eso fue lo más cruel, el darme la esperanza de que volverían a ser mis "amigas", aunque esa claramente no era su intención. En conclusión, acabé sintiéndome bastante miserable en esa escuela, me decían apodos hirientes y me molestaban mucho así que finalmente mis papás me cambiaron de escuela.

Cuando entré a la nueva escuela hice varios amigos y entre ellos estuvieron Mario y Julio, los cuales eran mejores amigos hombres.

Comenzamos a platicar en el salón y a tener chistes locales en clase y este tipo de cosas.

Pues con el tiempo, me comenzó a gustar mucho Mario, nunca me había gustado tanto un niño y no sabía cómo decírselo; por supuesto, yo sentía la necesidad de decírselo pues estaba pequeña y creía que así funcionaban las cosas.

Pasaron un par de meses y en realidad sentía mucha química con este niño así que un día, 19 de octubre si no mal recuerdo (pues es tres días después de mi cumpleaños), decidí escribir una nota que decía:

-¿Quieres ser mi novio? Si No-

y se la di y cuando la leyó, él dijo:

- ¡Hay güero! –

Lo recuerdo perfectamente pues después de eso comencé a decir "¡Hay güero!" bastante seguido. Pero volviendo a la historia, me puso muy nerviosa que dijera eso así que yo le contesté:

-Mejor olvida que te lo di y ya, volvamos a ser amigos como si nada-

A lo que él me contestó:

-No, déjame pensarlo, te digo a la salida-

Estuve todo el día con la duda, el miedo y un nudo terrible en el estómago, y cuando por fin llegó la salida, llegó un niño de mi salón con el que no me llevaba para nada y me trajo unas flores falsas que estábamos usando en la clase de oratoria y me dijo:

-Mario dice que si-

No lo podía creer, el primer novio de mi vida y no podía ser más feliz.

Nota: ahora que soy más grande me doy cuenta de lo tierno que es que no se haya atrevido a decirme que sí, el mismo.

III. El desarrollo.

Mi "relación" con Mario fue divina, fue una relación como muy pura, inocente y bonita; a final de cuentas, éramos solamente niños; a continuación, les contaré de algunas de las cosas que pasaron de las que me acuerdo. Es probable que no todo esté en orden.

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