Una nueva manada~Liam Dunbar (Teen wolf)

Capítulo 1

-Sigo sin entenderlo- le digo por enésima vez a mi madre a lo que ella suspira, mientras que yo me cruzo de brazos y me apoyo en la encimera de nuestra nueva casa-. No tiene sentido, mamá. ¿Tienes una cita con un tío y al día siguiente ya nos estamos mudando a su casa?

- Me gusta mucho, cariño- me responde, usando un tono maternal-. Y entiendo que no quieres que nadie ocupe el hueco que dejo tu padre...

- Oh, no -la corto, negando con la mano-. Esa charla otra vez no, por nada del mundo.

- Está bien, pero...

- Creo que me apetece ver mi cuarto, oh, si, buena idea- digo, mientras salgo por la puerta corriendo, por lo que me choco con mi nuevo padrastro, el sheriff Stilinski, por lo que pone en su placa- .Upps, perdón.

- No es nada- me dice-. Tu eres Alice, ¿verdad?

- La misma- le respondo, con una sonrisa tensa-.

- Pues... -añade, rascándose la nuca con la mano, se nota que está nervioso-. Bienvenida. Stiles, mi hijo, está en el piso de arriba, la segunda habitación a la derecha. La tuya es la tercera y la cuarta es el baño. Bueno...

- Voy a mi cuarto -digo, subiendo los escalones de dos en dos-.

Entro y cierro la puerta con pestillo. Me dejo caer en la puerta y pienso en lo que me espera. Mañana tendré que empezar en el nuevo instituto, a mitad del semestre. El otro instituto en el que estaba, en California, tampoco me gustaba. No soy de tener muchos amigos, así que tampoco tengo a nadie a quien extrañar. Antes no era así, supongo. Desde la mordida me hice un poco más independiente.

Ya llevo dos años desde que me mordieron, así que ya estoy acostumbrada. Una beta de mi manada, Tess, se encargó de mi entrenamiento antes de que la mataran. Ahora soy una omega. Mi mandada vivía toda junta en una casa en el bosque, pero yo me negué y seguí con mi vida normal. Quién fuera que los matase, no sabe que yo existo, he llegado a esa conclusión después de un año sin ataques.

Me levanto y empiezo a meter la ropa en el armario. Unos diez minutos más tarde tocan la puerta y voy a abrir. La persona que hay es un chico de pelo oscuro y ojos almendra, probablemente de unos años más que yo. A su lado está otro chico más moreno de su edad.

- Hola -dice el primero- me llamo Stiles, Stiles Stilinski y este- dice, dándole una palmada en la espalda al otro- es Scott McCall.

- Hola, Alice Pharks -respondo y empiezo a cerrar la puerta, pero pone el pie en medio y suspiro-. ¿Qué quieres?

- Tienes que bajar a la cena en diez minutos.

- Vale.

Termino de cerrar la puerta y oigo música en mi móvil. Tengo que buscarme una manada. Y por el índice de de muertes de Beacon Hills este último año, apuesto a que encontraré alguna. El problema de siempre será que quiere que haga el alfa para entrar en la manada. No pienso matar a nadie, esa es la única condición que tengo.

Me levanto y bajo para cenar. Scott ya se ha ido y están ya en la mesa mi madre, mi padrastro y Stiles. Mi madre y el sheriff hablan bastante entre ellos durante la cena, mientras que entre Stiles y yo hay un silencio tenso. El termina unos diez minutos antes que yo y sube a su cuarto. Luego termino yo y me dirijo a mi cuarto también. Abro la puerta y veo a Stiles con las cadenas de mi maleta en las manos. Me ve y se queda con la boca abierta mientras yo arqueo una ceja.

- ¿Qué haces en mi cuarto? -le acabo preguntando-.

- ¿Qué haces con unas cadenas?- esquiva mi pregunta-.

- ¿A ti que te importa? -le respondo frunciendo el ceno-

- La verdad es que si me importa que mi nueva hermanastra traiga unas cadenas en la maleta.

- Vale, vale...- intento buscar alguna excusa y solo encuentro una- Esto... ¿has leído cincuenta sombras de Grey?- veo como se sonroja y aparta la mirada. En fin, prefiero que me tome cómo pervertida que cómo loca-

- Una pregunta, ¿alguna vez te ha mordido un lobo y has experimentado cambios...?

- No hay lobos en California- le corto-. Yo también tengo una pregunta, ¿qué hacías en mi cuarto?

- Yo...- noto que busca una excusa mirando a todo el cuarto. Coge un condón de la maleta y lo levanta- Necesitaba uno.

- Lárgate- le respondo, riendome- antes de que me arrepienta.

Sale corriendo del cuarto y yo me tumbo en la cama. Sabe algo. Pero no es un hombre lobo, no huele cómo uno. Es humano.