Demonios De Konohagakure

Capítulo 51

Naruto y Shizune corrieron por la aldea en llamas con sus sonrisas enfermas en sus rostros. La gente corriendo, los gritos de terror que llenaban el aire nocturno. Todo se sintió tan bien para ellos. Oh, cómo soñaron con este día. El día en que Konoha quedaría reducido a cenizas y no sería más que manchas de sangre en sus manos.

Naruto se acercó a un civil y con la misma sonrisa enferma en su rostro, Naruto habló con el hombre frente a él.

"¿Está bien señor?" Preguntó Naruto en un tono malicioso, pero el hombre no pudo reconocerlo en absoluto. Miró fijamente la diadema de Konoha, pero no pudo ver el corte sobre ella e inmediatamente agarró la capa de Naruto.

"¡Ayúdame! ¡Sácame de aquí! Los D-Demonios han invadido Konoha. ¡P-Por favor, sácame de aquí ahora!" gritó y no notó la sonrisa torcida de Naruto. El rubio se lamió los labios con anticipación y colocó una de sus manos sobre el hombro del hombre.

"No te preocupes, te sacaremos de aquí tan rápido como podamos", dijo Naruto y luego el hombre le agradeció al rubio al instante. Naruto extendió su mano y Shizune levantó una ceja, pero luego ella sonrió. Tan pronto como Naruto puso al hombre de pie, lo agarró de la mano.

"Está bien, es hora de enviarte", dijo Naruto simplemente y el hombre asintió con la cabeza, sin saber el peligro en el que se encontraba. El rubio rápidamente apretó su mano haciendo que el hombre llorara de dolor cuando el Naruto escuchó sus huesos salir de su lugar. Lo apretó con tanta fuerza que la sangre comenzó a salir de la mano del civil de Konoha muy lenta y dolorosamente. Cuando Naruto lo soltó, vio al hombre caer al suelo.

"Maldita sea. ¡Qué demonios estás haciendo!" El hombre gritó pero luego sus ojos se posaron en la intensa mirada de Naruto mientras veía al rubio levantar lentamente su mano demoníaca en el aire. La sed de sangre rodó de su cuerpo y el hombre retrocedió mientras Naruto respondía.

"¿Qué parece que estoy haciendo? Te voy a sacar de aquí. Oh, jeje, pensaste que quería decir que dejarías el pueblo. No, tengo otra ruta de escape para ti y muy ... única. "dijo Naruto y antes de que el hombre pudiera decirle algo más a Naruto, el rubio golpeó su puño en la cabeza del hombre tan rápido que su puñetazo terminó en su cráneo mientras la sangre, el cerebro e incluso los fragmentos del cráneo salpicaban el suelo . Ni siquiera le tomó tres segundos para que el cuerpo del hombre cayera al suelo sin vida. Naruto miró y su cuerpo y una pequeña sonrisa adornaron su rostro. El rubio regresó a Shizune y se encogió de hombros.

"Me dijo que lo sacara de aquí, así que simplemente lo hice", le dijo Naruto como si fuera la cosa más simple del mundo. Shizune puso los ojos en blanco y caminó hacia adelante.

"Naruto-kun, lo hiciste demasiado lento. Para sentir realmente la prisa de matar a estos malditos civiles, debes hacerlo de una mejor manera. Así", dijo Shizune mientras corría hacia varios civiles y antes de que ellos incluso todos podían darse la vuelta, Shizune destrozó sus sistemas nerviosos y simplemente los vio caer al suelo. Naruto se acercó a ella y levantó una ceja.

"¿Eso es sentir la prisa? Ni siquiera los hiciste gritar. Al menos lo hice", le dijo Naruto y Shizune se conformó con reír con una sonrisa espeluznante que significaba la muerte para todos.

"Oh Naruto-kun, ¿realmente piensas tan bajo de mí?" Preguntó la morena demonia. Tan pronto como Shizune dijo eso, sus víctimas comenzaron a gritar a toda velocidad. Shizune no había estado leyendo todos esos libros de tortura por nada y ahora era un momento tan bueno como cualquier otro para intentar que funcionara. Y chico, funcionó. La demonia, en un solo instante, había usado su chakra médico para "cortar" la estructura interna de sus víctimas. Las arterias que conectaban a sus corazones fueron cortadas. Sus pulmones estaban desgarrados y Shizune incluso agregó su propia diversión cuando logró golpear cierto nervio en el cerebro que causó que el dolor de la víctima se duplicara, por lo que no es de extrañar que la gente comenzara a gritar tanto que las voces se volvieron roncas.