—Serían 3.600 wones— el chico frunce levemente su ceño al escuchar tal precio. Resignado saca su billetera y le entrega al joven cajero el dinero.
Las cosas que hay que hacer por conseguir fresas de calidad.
Salió de la pequeña tienda de conveniencia escuchando el típico “Gracias por su compra” antes de pasar la puerta automática.
Paro por un momento tan solo para sacar sus audífonos y poner la primera canción que vio en el tope de su extensa lista de reproducción.
El trayecto hacia su departamento estaba siendo bastante tranquilo sino hubiera sido porque un torpe chico chocó accidentalmente contra el provocando que cayera y se diera un buen golpe en el trasero, a la vez que la cabeza del chico reposaba bastante cerca de su entrepierna.
—¡Que mier...
Los ojos avellana del muchacho conectaron con los suyos propios en una tensa pelea de miradas que lo estaba incomodando aún más, sin mencionar que el chico aún no se levantaba de sus piernas.
Yoongi aprovechó para observar más a detalle el estilizado rostro del hombre frente suyo. Tenía unos lindos ojos avellana que le hicieron recordar a la dulce miel que solía robar de la alacena de su madre cuando apenas tenía uso de razón. Unas tiernas y redondas mejillas teñidas de un sutil sonrojo y por una milésima de segundo pasó por su cabeza la idea de que el era el causante de eso. Poseía los labios de un legítimo dios de la lujuria y a Yoongi le hubiera encantado beber de ese erótico manjar. Un cabello de un inusual color rosa que le encantó y pensó que le sentaba muy buen al chico complementando su apariencia inocente.
Ja, inocente. Si, hubiera seguido pensando eso sí tan solo...
—Si no dejas de mirarme meteré esas asquerosas fresas por tu puto culo— el pelinegro despertó de su ensoñación topándose con la furiosa mirada del chico quien lo amenazaba cual peligroso mafioso.
Aprovechando que el chico ya se había levantado de encima suyo (aunque deseaba que no lo hubiera hecho) se irguió y sacudió sus prendas y rápidamente levantó la bolsa que contenía sus preciadas fresas.
—¿Y bien? ¿No piensas pedirme disculpas por ser tan estúpido y chocar conmigo?— está vez fue el turno del pelinegro de endurecerse y mirar con el ceño fruncido al de más baja estatura.
—¿Eh?, yo no tengo la culpa de que tú no sepas caminar, pequeña fresa.
—¿Como me llamaste?
—Pareces una fresa con ese cabello— hablo con una leve sonrisita curvándose en sus delgados labios.
—¿Eres imbécil?, las fresas son Rojas no rosadas— la sonrisa de Yoongi se amplió y lo miro con ojos serenos.
—Bueno, serías bastante lindo como una— los ojos del pelirosa se ampliaron y el sonrojo se expandió por toda su cara haciéndose más intenso. Desvío su mirada hacia otro con vergüenza esquivando los penetrantes ojos gatunos del pelinegro.
Su corazón latía como si hubiera escapado de una persecución y por alguna razón la mirada de Yoongi pesaba sobre su ser.
—Mmm supongo que me estás dando la razón...
—Jimin
—Lindo nombre, pero no mejor que pequeña fresa— el pelirosa abrió la boca para abogar por su pisoteada reputación de chico malo, pero una jugosa fresa selló sus palabras y deleitó sus papilas gustativas.
—No puedes retractarte, ya eres mío.
Jimin saco la fresa de su boca no sin antes darle un gran mordisco y masticarla con una tímida sonrisa.
—Esta bien
Yoongi sonrió victorioso y tomo la pequeña y tierna mano del menor para retomar tranquilamente el camino a su departamento.
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Fresa salvaje «Yoonmin» {One-shot}
FanfictionJimin es un rebelde al que le gusta el color rosa, y a Yoongi le encantan las fresas.