El novio de mi amiga con derecho.

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Transcurrían las dos de la tarde de un día caluroso de Verano.

Nueva York se mantenía ajetreada, aun con el temible sol advirtiendo una severa insolación a sus compatriotas.

La ciudadela siempre en movimiento empujando a sus ciudadanos a seguir el paso del imponente ritmo. ¡Ha!, y pobre del quien no estaba acostumbrado a la salvaje civilización, por muy contradictorio que suene la descripción.

Poniendo un ejemplo cualquiera del centenar de individuos Norteamericanos luchando por sobrevivir en la jungla futurista , dentro del complejo departamental Carter, situado en la zona media de la gran capital, dos personillas se concentraban arduamente en su trabajo.

  La cama de la unica habitación incluida en el departamento, se movia con tanta fuerza que el sonido que emitía el espaldar de madera contra el muro detras, silenciaba de cierto modo los gemidos exasperantes de la mujer.

  "Oh Tony, con mas fuerza bebé".

  "Si lo hago con mas fuerza traspasare la pared, cariño". El chico, orgullosamente en control aun cuando su pene era ordeñado por el coño, ofrecía una sonrisilla arrogante de medio lado a su compañera, mientras atinaba en aquel punto dulce que tanto sabia le gustaba. "Solo mirate, que diría tu novio de est-".

  "SHARON AMOR, ¿ESTAS EN CASA?". El grito masculino, (demasiado para el gusto del furtivo amante), interrumpió como anillo al dedo lo que sea que fuera a decir Tony, haciendo que la pareja frenara todo movimiento, hasta del respirar y el parpadear.

  "¿SHARON?". Para alivio de ambos, la voz se escuchaba desde la planta de abajo, pero, para desgracia de todos, los pesados pasos del invasor se acercaban cada vez mas a la habitación.

Los traidores se habian arrojado al suelo en busca de sus mudas, vistiendose a velocidad compitiente al record mundial, omitiendo partes "innecesarias" como la ropa interior, que fue arrojada por la ventana con la bendición mental de que no le cayera a ningun inocente niño en la cara.

Las maldiciones, hechizos de tiempo y blasfemias a nombre de cualquier ser vivo que repasaban por sus mentes, fueron asaltados por el chirrillo de la puerta abriéndose lentamente, como lo haria una persona con temor a descubrir a un familiar desnudo sin querer.

  "¿Sharon?". Cuando la puerta fue abierta en su totalidad, el rubio invasor aun sostenido del picaporte veia la escena con extrañeza.

  No por Sharon, que tenia un libro de romance entre manos, despeinada y acalorada seguro por la insuficiente brisa de la ventana cerca de ella, pegándole directo a su cabello, simulando leer sobre la cama desordenada.

Su extrañeza era por aquel hombre que yacia en el frío suelo en una posición aparentemente "sensual", parodiando las escenas de invitaciones sobre la alfombra, delante de una lujosa chimenea.

Para cualquiera que tuviera ojos, o hasta, me atreveria a decir, para cualquiera que tuviera uso de razón entenderia que era lo que estaba pasando ahí.

Pero, para desgracia de el y gloria de otros, en especifico aquellos dos mentirosos, la persona que estaba bajo el umbral de esa puerta no era mas quien, Steven Rogers.

Un jovenzuelo libre de malicia, pero, lleno de bondad, inocencia, felicidad y otros buenos deseos.

Es decir, en resumen, un eje fácil de engañar.

El novio de mi amiga con derecho. (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora