La tarea de amar.

Me tomé en serio la tarea de amarte
pero no "tarea" con el peso que todos
le atribuimos a la palabra
más bien tarea en el sentido de responsabilidad
y de querer hacerla.

De mayo a julio que te vengo amando
y todos los días cumplo
y vos también cumplís
quizá es una tarea que nos tomamos los dos pero ...
¡qué hermosa tarea!.

Todos los días cumplo con mi corazón
y en su tarea de amar al tuyo
el me habla, dice que te ama
que te extraña, quiere verte bien
feliz y rodando de alegria

también me cuenta que vos le haces bien
que lo escuchas, lo comprendes y aconsejas
que lo mimas y lo abrazas
que lo besas y lo llenas
que le encantas y le bastas
que le sobras, y lo volvés a llenar

me cuenta siempre que está perplejo
de ver a un corazón como el tuyo
que da tanto
y que nunca se queda
sin nada para dar
y que siempre busca
regalar sonrisas.

Sonrisas que mutan a carcajadas
y que en un vaivén de momentos
se transforman en miradas
miradas cómplices de amor
de locura, de pasión
de deseo y de acción
miradas que hablan por si solas
y que despiertan hasta la más mínima
feromona de placer

del placer de mirarnos y sabernos
amantes en el día, en la noche y en la vida
amantes, ambos elegidos por vaya a saber qué...
aunque no quiero siquiera descubrirlo
el amor no se descubre, sino que se sabe.

Se sabe cuando el otro es para uno
lo que uno nunca buscó
pero sabe que sin él
uno nunca, sería uno.

Yo siempre supe, que yo quería ser con vos
y que mi tarea era amarte
porque así lo quise, y así lo quiero
y así cumplo mi tarea agradecido, sin reproches
el único reproche que me atrevería a permitirme
sería el de no haberte amado nunca
pero hoy, más que nunca
se que eso jamás pasaría.

Mi tarea no va a desistir
hasta el día en que yo muera
y aún muriendo seguiría
amándote desde el otro lado
porque tengo la certeza
que en otros universos paralelos
ajenos a éste que habitamos
estamos dando vueltas
eternamente, queriéndonos encontrar.

Porque la tarea de amarnos es infinita
como el puente entre nuestros corazones.

Y como decía Cortázar:

Yo ya era así antes de que tú llegaras
caminaba por las mismas calles
comía las mismas cosas
Incluso antes de que llegaras
yo ya vivía enamorado de ti
y a veces, no pocas
te extrañaba como si supiera
que me hacías falta.