Las ordenes a seguir

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Unos días después las cosas no habían cambiado en nada. Siguió la rutina y las negaciones de Erick en cuanto ingresar en la página. Decía no interesarle, pero yo sabía que era mentira. Por dentro quería que fuera lo primero que ocupara su historial de internet, pero si enfocabas un poco más te dabas cuenta que le daba vergüenza tener que ver una página de citas para poder tener la posibilidad de pareja: era vergonzoso.

Habló con su madre por teléfono y a ella no se le escapó el decaimiento de su bebé. Ya que Erick no le dijo mucho, no insistió más pero yo estaba más que al tanto que estaba preocupada. Y aunque él no lo dijo en voz alta para no volverla paranoica, lo escuché en un susurro inaudible:

- Lo que más deseo es terminar con todo esto, cumplir mi promesa y olvidarme de todo, porque, a pesar de que no lo parezca, estoy terriblemente agotado y eso es peor que estar aburrido.

Esa promesa. Otra cosa que apuntar a la lista deprimente. Aún no se los haré saber. Esperen un poco. Porque este detalle marca la razón principal por la que Erick no haya mandado todo al diablo desde hace mucho. Pero, háganme caso, esperen un poco y lo sabrán.

No hay mucho que contar de esos días, solo el hecho del sexto en cuestión. Justo el sexto día, justo cuando ya estaba exhausto de si mismo más de lo usual, lo decidió.

-Al diablo.- Tomó su laptop y la colocó sobre sus piernas.

Estando en mi lugar cualquiera soltaría un gran suspiro y servirse uno bueno de whisky sin lamento alguno.

Revisó el nombre que su amigo le envió por mensaje y lo tecleó en su computadora.

Cargó la página en microsegundos y lo primero que visualizó fue el nombre decorativo de esta.

                        |*Instant-happiness*|

[Donde encontrarás a la persona que a rondado tus sueños]

Al menos no había flores de ese molesto color rosa por ningún lado. Por el contrario, todo se veía muy profesional y de aspecto a tomar como en serio.

Aún así, ese inicio no pudo sonarle más ridículo, cliché y bastante insípido. Pero optó por ignorarlo. Ya comenzaba su negatividad insustancial y a ninguno de los dos nos apetecía cargárnoslo. Dió click a la opción de registrarse. Rellenó los datos, 30 preguntas de carácter personal , leyó dos veces los acuerdos de política y confidencialidad (que por cierto le parecieron bastante exagerados), y ahí se detuvo.

-¿Qué mas da? -se dijo.

Aceptó los términos y la confirmación de seguridad y listo. Le dieron la bienvenida en un correo electrónico y en escasos minutos estaba entre las candidatos de la semana. Las cosas circulaban a velocidad luz hasta en el internet.

*Instant-happiness*, era una manera "segura y viable" de conseguir pareja por internet. De acuerdo con la ocupación, intereses, e incluso aspecto de la persona, los administradores globales le asignaban a alguien que "compaginara" con ella, (ya conociendo las respectivas informaciones. No era cualquier cosa, por eso hacía muchas preguntas, de carácter obligatorio, que responder de manera estrictamente honesta). Era tan estereotipado, que la idea de una chica rubia plástica, que solo le importa arreglarse, ir al gimnasio, y publicar fotos en instagram, la unieran asÌ con una imitación del Ken humano -asistir a una cita solo para mirar sus teléfonos, y tomarse fotos-, era más que deprimente, al menos, para él, claro está.

Además, sino aceptabas a la persona con la que te aclocaban en la cita, y desasistías en ir, te colocaban una especie de multa online (¿ya mencioné que hasta obtienen tus datos financieros?),en que debías pagar una suma nada linda a la cuenta de esta pagina, o terminarías por ser denunciado, al romper los acuerdos dados, -nada de bromas aquí, señores-. Para sumarle algo más: te especificaban cómo debía ser la cita, con pelos y señales.

-Esa chica se fumó uno bueno, al crear esto.-habló Erick, en voz alta.

Viene con esto mi segunda declaración: en ningún momento me he visto implicada directamente en la creación de ese sitio, ni ningún otro, ni empuje a nadie a hacerlo. Ya todo estaba hecho cuando la bombilla se encendió dentro de mi oficina y decidí utilizar los retazos que encontré aquí y allá. Y lo que se formó fue una pieza convexa, algo dispareja y desproporcionada en algunas partes, en otras, con colores y formas que no calzaban del todo, sin embargo, y un punto a favor, es que se logró empatar tantas partes deformes para que nuestro siguiente personaje entrara en acción, y eso es lo que me era de importancia extrema, formaría parte del segundo telón que se abriría.

Erick tenía sus dudas, no era algo fuera de lo normal en él.

- Y ¿si no era la chica que él se esperaba?-se preguntó.

No es que pidiera una Barbie por encargo. El aspecto era lo secundario en sus gustos,-si tomamos en cuenta que en esta sociedad, los humanos comen por los ojos.-Lo que temía más era que su personalidad y actitud no fueran de su agrado y tendría que fingir tolerarla, y luego, rechazarla lo más educado que podía llegar a ser, y eso no era lindo, menos para una chica.

*************

Al dÌa siguiente confesó la osadía que había ejecutado. Y esos chicos casi salían a la calle a gritar a todo pulmón un "aleluya". Cuando Erick les comentó sus puntos a discutir, la alegría paró.

-¡Agg! Piensas demasiado en los demás.-lo reprendió David.

He aquí mi opinión apartada de ese zoquete: no está mal pensar en los demás,-como muchos se niegan a hacer, con esas ridiculeces de supuesto orgullo "solo importo yo".-lo que está mal es preocuparse por un futuro incierto. Entiendan, nada logran dándole vueltas una y otra vez a ideas negativas. Dejen que el universo actúe.

-Es lo correcto.-contestó Erick.-No está bien jugar con los sentimientos de los demás.

Otra opinión: chicos como Erick son los primeros en salir gravemente heridos, con más balazos de los esperado. ¿Por qué? Porque son buenas personas, personas sensibles, y eso, amigos míos, es lo que la sociedad actual se encarga muy detenidamente en cortar de raíz.

-¿Cuándo te dan los resultados?-le cortó el melodrama, Josh.

-Mañana: la cita. En tres días más: la foto de la candidata.

-Te lo juro, si no termina siendo mi abuelita la seleccionada, iremos por unos tragos, porque mi amigo dejará la horrenda soltería sin diversión por las noches.-dijo David, muy animado y voz cantarina.

La cita: Cena al anochecer, en el restaurante Thunder Bay Grille, carretera 20, en Rockford. Duración: 3 horas. Asientos: ya reservados en el gran patio. "Deja tus miedos a un lado, cuéntale sobre tus intereses, convérsale sobre tu carrera, y lo que significa para ti, pero escúchala con atención cuando hable. Y si funciona, llévala a contar estrellas al cercano Anderson Japanese Gardens ", rezaba así las indicaciones en el correo electrónico del Erick que se comÌa las uñas cuando estaba de los nervios.

-Algo trillado. Pero lo de las estrellas no suena tan mal.-concluyó con nostalgia.

¿Cómo esa página podía darle justo en la espinilla? Quizás sÌ se lo tomaban en serio.

Pasaron los tres días faltantes y el chico, a las 7 de la noche ya había perdido toda esperanza por la ausencia del mensaje en su bandeja de entrada.

-Cálmate. Es solo una cita, ¿cierto? Se supone que los administradores estarán trabajando a toda maquina. Conocen el historial de todos los que ingresen. Sí. No importa que sea una divorciada de 50, estaré contento si al menos tiene algo de materia gris en su cerebro. Claro que sí.-se dijo así mismo, durante una hora.

Un sonido proveniente de su laptop impidió que comenzara una nueva ronda de meditaciones.

Una campana, una bandeja de entrada, un sobrecito, una chica...un incendio en su interior.

Contemos estrellasWhere stories live. Discover now