the promises we made || wonhyuk

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Minhyuk era incapaz de entender muchas cosas. No entendía la razón por la que su madre lloraba tanto, a pesar de sus intentos por consolarla, o el por qué su padre parecía estar más ausente cada vez. No comprendía por qué ya no podía vivir con su madre y ahora pasaba los días junto a su abuela. Cuando se dirigía a la anciana para preguntarle sobre esto, siempre se le decía lo mismo:

''-Cuando seas mayor comprenderás''

Esa era la única respuesta que se le daba y nunca parecía satisfacerlo. ¿Por qué necesitaba esperar a ser mayor? Ya tenía seis años, sabía leer casi a la perfección y su profesora siempre lo elogiaba diciendo que era un niño inteligente. Si eso era cierto, ¿por qué era que sus mayores decidían ocultar cosas de él? ¿Era que pensaban que no era capaz de entenderles?

Sea como fuere, la abuela Hani decía que nunca debía sacar el tema cuando se encontrara junto a su madre, utilizando aquel tono calmado pero severo. Siempre que lo hacía, Minhyuk comprendía que debía obedecer, y entonces obedecía.

De cualquier forma, se conformaba con tenerle cerca. Los pocos días en los que se le permitía volver con Minji eran los mejores para Minhyuk. Ella le sonreía con ternura, le preparaba para comer pasteles de fresas y le leía historias antes de dormir. Ella era más paciente y cariñosa que su abuela, quien por el contrario era mucho más estricta pero él las amaba por igual. Su padre nunca estaba allí y a veces se sentía tentado a preguntarle a su madre dónde habían ido todas las fotografías en las que aparecían los tres juntos, pero optaba por callar al recordar las órdenes y advertencias de su abuela. En el fondo, le daba miedo olvidar su rostro.

Cuando se separaban nuevamente, Minhyuk lloriqueaba por horas. Sus manos pequeñas se aferraban al vestido de su madre mientras le rogaba que le dejara quedarse, pero ella siempre se negaba con los ojos humedecidos. Minhyuk preguntaba por qué no podían estar juntos, a lo que ella respondía de la misma forma en que su abuela lo hacía.

''-Cuando seas mayor lo entenderás.''

Ante esto, él solo mordía sus labios y aceptaba su derrota.

De cualquier modo, la vida junto a la abuela Hani no era mala. Ella lo llevaba de paseo todos los domingos y lo acompañaba de la mano hasta la escuela. Cuando Minhyuk hacía algo del agrado de ella, era premiado con una de las galletas que se hallaban sobre el estante alto que nunca podía alcanzar por si mismo.

Pero no sólo eso, al lado de ellos se encontraba la casa de Wonho. Su nombre real era Hoseok, pero incluso su familia lo llamaba por su característico apodo. Estar junto a él era lo más bonito: ambos se tomaban de la mano y corrían por el patio de su escuela durante los recreos. Donde iba Minhyuk iba Wonho, y esto era aceptado por todos como la única posible realidad.

Minhyuk era el más fuerte de los dos, emocionalmente hablando. No le dolía rasparse las rodillas o llenarse las manos de espinas, pero el otro era más delicado y se hería con facilidad. Procuraba cuidar de él, pues no le gustaba verlo llorar; pero en las ocasiones en que no lograba protegerlo, siempre era él quien le confortaba y secaba las lágrimas en su rostro.

-¡Wonho, te he dicho que no trepes por los árboles!-le reprochaba mientras colocaba una bandita sobre el golpeado brazo del susodicho tras una fuerte caída-¿Por qué lo hiciste? Sabes que es peligroso.

El niño no respondió y él ya no insistió más; en vez de eso, llevó sus labios a la herida del otro, besándola con delicadeza. La primera vez que hizo eso, Wonho se sorprendió mucho y comenzó a tartamudear avergonzado. Eso había sido mucho tiempo atrás y ahora simplemente aceptaba las muestras de afecto de su amigo con naturalidad.

Se sentó a su lado y besó su frente, tomando después su mano con delicadeza

-¿Prometes no hacerlo de nuevo?