STAY GOLD

Yume no youna

Caminaba lo más rápido que podía, odiaba sobre todas las cosas salir en época de invierno. Si tenían suerte la nieve era superficial, pero debía ser sincero la suerte nunca tuvo mucha estima de él. Y está vez no era la ocasión. La ventisca impedía ver y sus pequeños pasos se hundía con la suavidad de la nieve.

- Giyuu. - podía escuchar la suave voz de su hermana. El eco de sus palabras le indicaba que se encontraba adelante de él. Protegiendolo cómo siempre, ya sea del viento, del hambre, del mismo mundo. - No te preocupes, ya casi llegamos.

Vamos, toma mi mano

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Despertó sobresaltado, parpadeó sintiendo como una pequeña lágrima corría por su mejilla. Suspiro resignado, sin mucho ánimo se levantó limpiando su rostro con la manga de su yukata.

Abrió la puerta observando la nieve, su nariz dio un respingo. - Odio la nieve.

- Y se puede saber que no odias. - giro hacia su lado derecho, su amigo y con quien compartió su maestro se encontraba caminando a su dirección. - Hey, ¿tiempo sin vernos?

- La comida del maestro Urokodaki.

Sabito soltó una carcajada. - Creí que dirías otra cosa o te alegraría verme después de mucho. Pero no puedo negar que su comida es de lo mejor. Deberíamos ir a saludarlo. Nada mejor en esta época que ir a comer como en los viejos tiempos.

- No. - Giyuu giro regresando a su habitación. - Esta nevando mucho. No es seguro salir en momentos así.

- Si tu lo dices. - Le extraño un poco su respuesta. Sin embargo, no pediría detalles al respecto. Observó como regresaba a su cuarto y cerraba aquellla corrediza puerta, sin más que agregar continuó caminando. Debía entregar su reporte de la última misión.

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Transcurrieron minutos, tal vez horas, su cuerpo se volvía pesado, la espesa nieve que caía sobre él se estaba convirtiendo en agua, su ropa se encontraba cada vez más húmeda y fría. A pesar de no poder verse sabía que sus mejillas estaba rojas, ardían demasiado.

- Una vez que estemos en casa te preparare un rico guisado. Se que te gustara. Compramos diferentes vegetales así que tendremos un festín. ¿Te agrada la idea?

- Si. La comida de mi hermana es la mejor. - sonrió ocultando la pesadez del viaje. Tenía miedo de enfermarse, salir por provisiones era un verdadero caos, y si enfermaba sabía que ella haría lo inimaginable con tal de curarlo.

- No debo rendirme. - Observó a su hermana dando pasos más grandes de lo normal con tal de reducir la nieve de su paso.

Habían llegado a su hogar cerca del oscurecer. Sin vacilar la vio encender la leña. - Giyuu, vamos. Quitate el haori, ven. -tomó su fría mano mientras caminaba a la fogata. - Quédate en el fuego, prepararé la cena.

-¿Puedo ayudarte? - La observó reír mientras a sentía, un leve titiritero se notaba en sus acciones era fácil de entender por qué, aún conservaba su ropa húmeda. No había duda tenía frío; sin embargo, interpondria a su hermano ante todo.

- Puedes, pero no debes alejarte del fuego. - Tomioka acepto acercándose al costal de verduras. Tomó un cuchillo y comenzó una serie de pequeños cortes. - Recuerda no hacer trozos muy grandes. Tardarían más en cocinarse.

- Si.

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- ¡Norte!, ¡Debes ir al norte! . - En la entrada del portal se escucha un cuervo. Volaba alto mientras veía a su amo salir con calma. - Rápido, debes ir al bosque ubicado al norte.