Cuando la azafata me pregunta si he terminado la insípida cena del avión vacilo un momento antes de responder. Me habla en coreano y mi mente se toma un momento para volver a acostumbrarse a mi lengua materna.
Quizá debería haberlo tomado como una señal de que nada está donde lo dejé.
El avión aterriza lejos de la terminal así que tengo la oportunidad de recorrer la pista arrastrando mi equipaje de mano y notar el frío de las primeras notas del invierno en Seul. No puedo evitar compararlo con las calles cubiertas de nieve de Brooklyn en estas mismas fechas, pero no llego a la conclusión de que es mejor.
El aeropuerto está relativamente tranquilo para ser una parada importante a nivel internacional, pero también es cierto que son las dos de la mañana de un miercoles a finales de Noviembre. Mientras espero a que la cinta arrastre el resto de mi equipaje compruebo si llevo suficiente efectivo para un taxi. Suspiro al ver el interior vacío de mi cartera cuero negro, un regalo de mi padre. No llevo suficiente dinero. Veo mi maleta aparecer por la puerta y la tomo antes de dirigirme a la salida, deseando que hayan puesto algún cajero cerca y no tenga que ir a la otra punta del aeropuerto a buscar uno.
Salgo, y como ya sabía, no hay nadie.
Inclino la cabeza para intentar aliviar mi cuello tenso por las horas de viaje y continuo mi camino. Parece que algo de suerte si voy a tener porque encuentro un cajero a un par de metros, hay cola, pero yo tengo todo el tiempo del mundo. Le mando un mesaje a mi madre avisando de mi llegada a la vez que la señora delante de mí en la cola se hace un lío con los botones y cancela la operación. Al tercer fallo le ofrezco amablemente mi ayuda, la cual acepta y agradece varias veces. Por fin frente a la pantalla tamborileo sobre la superficie metálica con los dedos esperando a que lea mi tarjeta. Estoy tan cansado que me pican los ojos, nunca he sido capaz de dormir en los aviones.
Una mano se posa en mi hombro.
Es Taehyung
Me quedo parado un momento, asimilando que esté aquí. Llevo dos años sin verle, le ha crecido el pelo, su mandibula está mas marcada y es más ancho de hombros. Pero sigue siendo Tae.
-Hey - dice como único saludo. Apartando su mano de mi hombro para hacer un pequeño saludo con ella. Parece incomodo, algo normal por mi falta de reacción al verle.
-Tae - respondo. Sujetando mi tarjeta en una mano y el dinero que acaba de escupirme el cajero en la otra. - ¿Qué haces aquí? - él se encoge de hombros.
-Dijiste que necesitabas a alguien que te recogiera.
-Ya - me siento idiota con las manos flotando en medio de los dos así que guardo las cosas en la cartera, aprovechando para romper el contacto visual con la intensa mirada de Taehyung - Pero no me dijiste que vendrías.
-Tampoco dije que no vendría - sus ojos vuelven a captar los míos y el aire se tensa ante su tono serio y su rostro inexpresivo. Finalmente sonríe y deja escapar un risa tonta - Es broma. Es que no sabía si iba a poder hasta hace un par de horas.
-Podrías haberme avisado - mis palabras suenan más cortantes de lo que pretendía, pero no parece afectarle ya que simplemente se encoge de hombros.
-Si quieres me voy - responde señalando hacia atrás con el pulgar y girándose levemente pero manteniendo la expresión bromista de hace un momento.
-No, yo… - aprieto los ojos y parpadeo un par de veces para despejarme - Lo siento, es que estoy muy cansado - le sonrío de vuelta - Gracias por venir, de verdad.
-No es nada - estira la mano hasta el tirador de mi maleta - ¿necesitas ayuda con eso? - pregunta aunque la coje sin esperar a mi respuesta - Vamos, tengo el coche en aparcamiento.
