Ma belle Amie

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El día esperado llegó, se había levantado temprano para preparar el desayuno como comúnmente estaba acostumbrada aunque, había excepciones en donde el rubio se tomaba la molestia de hacerlo

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El día esperado llegó, se había levantado temprano para preparar el desayuno como comúnmente estaba acostumbrada aunque, había excepciones en donde el rubio se tomaba la molestia de hacerlo.

Ya todo estaba listo, había arreglado la mesa para que ambos disfrutaran de la vista y del delicioso aperitivo. Ahora solo tocaba esperar a que su esposo apareciera con esa sonrisa deslumbrante que le caracterizaba.

Hasta que un pitido se escuchó proveniente de su móvil, agarró el artilugio y observó como su amiga le escribía preguntándole que si seguía en pie el plan de que hoy sería al gran día en donde la noticia saldría a la luz.

No estaba segura, no sentía que hoy era el momento adecuado pero, ya quería soltarlo y no seguir reteniéndolo a la fuerza.

Estaba en un tremendo enrollo que su mente no pudo soportar hasta tal punto de dar un salto del susto al escuchar su nombre y una mano apoyada en su hombro.

— ¡Ahhh!— gritó separando inmediatamente el contacto con él y lo observó en un deje atemorizado.— Casi me matas del susto, Adrien.— aliviada al ser consciente de que se trataba de su pareja, suspiró.

— ¿Sucede algo, Mari?— preguntó preocupado por la expresión que yacía en estos momentos.

— No, nada.— agitó su mano y sonrió nerviosa. No podía decirle sobre la sorpresa que planeaba hacerle aunque no estuviera del todo segura.— Solo estaba pensando en algo, es todo.

— Y se puede saber... ¿En qué o quién?— cuestionó con una ceja levantada y cruzando de brazos, esperando una respuesta por parte de la azabache.

Lo estudió detenidamente el rostro, sus verdes estaban clavados en ella, sus dedos se movían al compás del otro y sus labios mostraban una mueca que daban resaltar una cosa del que estaba muy segura.

Le agradaba la idea de que le molestara que alguien que no sea el rubio, irrumpa sus pensamientos. Que le molestara si alguien se atreviera a tocar lo que era claramente suyo.

Como esa vez en el concierto de Luka Couffaine. Pasaron vergüenza delante de todo el público pero valió la pena, si no hubiera sido eso... Agreste nunca hubiera tomado la iniciativa de acabar con su ceguera y admitir que en el muy fondo él también la amaba.

— Me encanta cuando te pones celoso.— Se levantó del asiento momentáneamente y le dió un beso en la comisura de sus labios.— No es nada del que debas preocuparte, Cariño. Es algo que nunca podré tener, a Taylor Lautner.

— ¿Sigues obsesionada con el hombre lobo aparte de mi?— indagó con una sonrisa burlesca.

Si hubiera sabido que se lo recordaría más adelante con frecuencia al haber confesado sobre lo muy acosadora que había resultado por su culpa cuando eran adolescentes, no le hubiera dicho nada.

𝑴𝒂 𝒃𝒆𝒍𝒍𝒆 𝒂𝒎𝒊𝒆 [OS Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora