Avalancha

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Estaba haciendo lo correcto, ¿No es así? Claro que sí, ¿Cómo iban a ser aceptados? Desgraciadamente y en pleno siglo 21, vivían en un país conservador que les haría la vida imposible si llegaban a confirmar que estaban juntos. Su familia era un poco más abierta de mente que la del mayor, pero cuando se vio llorando en los brazos de su novio mientras este limpiaba la sangre de sus heridas y ponía hielo en sus moretones, supo que debía hacer algo por la seguridad de ambos, la del mayor más que nada.

Aún cuando eso significaba que iban a perder su felicidad.

El brillante Kang Yu Chan, el niño de la sonrisa más brillante y la risa más contagiosa, que siempre solía sacar un sonido enternecido de la gente con su actitud ciertamente infantil, desde que se fue de Jeju no volvió a sonreír. No porque extrañara la isla, o a su familia, si no porque, en Seul, cada mañana era igual, cuando despertaba se encontraba solo y siendo dejado atrás. Muy en su interior esperaba que Dong Hun lo hubiera buscado, hubiera vuelto a sus brazos, pero no le sorprendía que no lo haya hecho. ¿Por qué lucharía por un mocoso que lo abandonó sin decir más?

Yu Chan suspiró por millonésima vez, mirando a través de aquella ventana al atardecer, tomando su café tal y como sabía que le gustaban a Dong Hun. Desde que llegó, nunca pudo beber, comer, ver o escuchar algo que no le recordara al amor de su vida, lo que le hacía hacerse más ilusiones y lo hacía anhelar volver a ver a su amado. Llegaba momentos donde parecía no resistirlo, y necesitar verlo con cada maldito latido de su corazón. El amor que tenía por Dong Hun lo estaba destruyendo lentamente, y esas nuevas lágrimas que dejaba salir solo confirmaron aquello.

El año nuevo siempre lo pasaron juntos, haciendo el amor mientras el mayor le decía palabras hermosas que calaban tan profundo en su corazón que al volver a su casa las anotaba en una libreta que a día de hoy guardaba como oro puro. Cumplir años el 31 de diciembre era hermoso desde que Dong Hun estaba en su vida. Ese día su cumpleaños volvía a dejar de sentirse especial, sin aquellos besos, sin sus caricias, abrazos y mimos, no era lo mismo. Era solo un festejo vacío de año nuevo.

Miserable como se sentía, eligió salir a ver los fuegos artificiales para al menos ver colores y no algún programa de los que solía ver recostado en el pecho de su novio. La noche estaba especial ese día, estaba llena de estrellas. Dong Hun siempre le decía que aparecían ese día porque iban a saludar a la estrella más brillante. Yu Chan volvió a suspirar de solo recordarlo.

Llegó alrededor de una hora después, siendo sorprendido por Seh Yoon que, desordenando su de por si despeinado cabello, le decía que no se esperaba verlo allí. Tenía razones para decirlo, siempre que organizaban algo para el 31 de diciembre, o que se juntaban para recibir un nuevo año, Yu Chan rechazaba cada oferta sin ánimos de esforzarse en buscar excusas. Desde el inicio aclaró que odiaba aquella fecha donde abandonó a su amado sin más, porque dios, ¡Como se arrepentía en ese momento!

Entre los tres (porque Seh Yoon, como siempre, estaba con Jun Hee), disfrutaron de aquel estruendoso espectáculo lleno de magia, y Chan se sintió irritado de solo escuchar los chillidos de los niños. Era sorprendente en alguien que le juró a su ex pareja que iban a adoptar un bebé apenas se diera la oportunidad. Llegó el punto en que Seh Yoon y Jun se olvidaron de su presencia y comenzaron a comerse sin control.

No le sorprendía, pero los envidiaba. Se levantó a buscar algo para comer, dejando a los mayores atrás, justo para cuando Jun se separó y regañó a Seh Yoon. Lo pudo escuchar preguntándole a donde iba, pero su atención se fue a otro lugar. A otra persona. A la razón de sus lágrimas, esperanzas, sueños, a la persona a la que más extrañaba en el mundo...

Y al muchacho a su lado.

Algo en su cuerpo se tensó irremediablemente, sintió un nudo en su garganta y sus lágrimas llenar sus ojos, mientras veía a su amado Dong Hun llevándole helado a otro chico, con una sonrisa nostálgica, pero sus tristes ojos brillar. Allí, en ese momento, en su propio cumpleaños, el corazón de Yu Chan se rompió en millones de pedazos. Jun Hee, al notar esto, lo abrazó y lo acercó nuevamente a donde los tres amigos estaban, haciéndole jurar a Chan que iba a salir adelante y que se iba a olvidar de Dong Hun, y Yu Chan, entre desesperadas lágrimas asentía.

Entonces fue a su casa horas después, entonces siguió intentando mantener su vida normal a pesar de sentir su luz más apagada que antes, entonces tuvo citas, entonces creció más, entonces nunca volvió a ver a Dong Hun. Y ustedes preguntarán, ¿Por qué esto es malo? Pues no lo saben, y Chan tampoco lo supo nunca, pero Dong Hun había viajado a Seúl para encontrarlo, para recuperarlo, para amarlo, había conocido a un chico que fue quien lo acompañó ese día, un chico llamado Kim Byeong Kwan, y lo vio en los brazos de otro chico, acurrucado y con el rostro enterrado en el pecho de este.

El enorme e innegable amor que Dong Hun y Yu Chan se tenían se vio truncado por una avalancha de malentendidos.

Starry Night || DongChanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora