Lost soul

Animal

Advertencia: +18. 

01.

Miraba nuevamente al espejo, delineando por última vez mi ojo izquierdo y dejando un poco de brillo en mis párpados. Caminé por la pequeña sala asqueada de mujeres buscando un brillo labial para acompañar mi maquillaje de esta noche. Me devolví a mi pequeño espacio personal y rematé mis labios con un color rojo frambuesa. 

Desordené mi cabello para darle un toque más improvisado al estilo de hoy. Sentía como todos a mí alrededor gritaban y corrían de un lado a otro buscando las piezas faltantes para el show. Varios hombros chocaban conmigo haciéndome retroceder unos pasos atrás. Mi mirada se perdía en los brillos que rodeaban las paredes y en los carteles pegados de mujeres con pequeñas y diminutas prendas de vestir. 

Observé mi cuerpo, mi diminuto y pequeño cuerpo. Mi vestimenta no daba mucho para la imaginación, pero así era lo que deseaba Zayn y si quería seguir pagando mi alocada vida tendría que acostumbrarme a esto. Acomodé mi pequeña falda y la ajusté a mis caderas, para asegurarme que ningún billete se cayera de aquí.

Sentí como los gritos de Zayn aumentaban haciendo que las demás chillaran de alegría, yo solamente bajé la vista e inspiré con fuerza. Una nueva noche comienza. Llevé mi mano hasta mi pequeña mochila desgastada, buscando por algo. Cuando lo sentí en mis dedos lo saqué y dejé la pequeña bolsa en una mesa. El polvo mágico. Saqué un poco y lo dejé entre medio de mi dedo pulgar e índice, el espacio perfecto. Llevé mi nariz hasta mi mano y aspiré todo el contenido. La sentí pasar por mi garganta y llegar hasta mi cabeza, me quedó un amargo sabor en el paladar, pero ya se pasaría. 

Cerré mis ojos y me dejé llevar por la droga, sonreí para mí misma. Sentí como una gruesa mano me empujaba y me gritaba, solo sentí y me encaminé hasta el escenario. Era hora del show.  

Con detención miré el tubo que se encontraba en la mitad del escenario, luego observé a la gente alrededor. Repleto de hombres de mayoría de edad cumplida, que venían a saciar sus asquerosos complejos sexuales. Pagando por unos minutos de bailes, pagando por unos minutos de placer con alguien que no conocieran. Me encaminé hasta el tubo mientras la canción comenzaba a resonar por todas partes, la luces neon parpadeaban por todas partes. Sentía los sonidos guturales de aquellas personas. Cerré mis ojos y toqué aquel caño.

**

Estaba en mi pequeño e inhumano apartamento. Me encontraba encima de mi colchón contando los billetes que había ganado esta noche. Diez, veinte, treinta. Sonreí y prendí un cigarrillo, inhalé el contenido tóxico y lo dejé en mis pulmones por unos segundos, luego lo boté dejando unos pequeños anillos en el aire. Con el dinero que había juntado en dos semanas tenía suficiente para poder pagar las cuentas atrasadas y tener para mis vicios. No creía que me alcanzara para comida, pero eso era lo de menos. Guardé los billetes en mi pequeña caja y fui hasta el inodoro para esconderla en la tapa. 

Miré al pequeño y roto espejo, llevé un poco de agua hasta mi rostro removiendo el resto de pintura que me quedaba. Me quedé unos minutos parada observando solamente mi demacrado rostro. Cómo había cambiado en unos años. Tomé la pastilla anticonceptiva y volví a mirar al espejo, mis ojos azules estaban cada vez perdiendo el brillo característico que una vez tuve.

Cuando te preguntas a los 15 años de vida qué es lo que harás el resto de tu vida, una persona nunca respondería ser una bailarina nocturna o ser una drogadicta. Claro que no, yo respondía que quería ser una cantante y ser reconocida mundialmente por aquello. Pero todos mis sueños se esfumaron a mi corta edad de 17, desde ahí mi mundo cambió. Para siempre. Negué con mi cabeza y me encaminé hasta mi colchón y me acosté, dolía todo mi cuerpo y mañana era un nuevo día de trabajo. Cerré mis ojos y me dormí plácidamente, solo con una sábana sobre mi cuerpo.