Capitulo #14

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Narra Amara:

Ya llevaba 2 días fuera del hospital y como la mayoría del tiempo me mantenía en mi habitación mirando el techo mientras escuchaba NF.

Luego de salir del hospital Alan y su padre me trajeron a mi casa donde me esperaban mis abuelos y como siempre mis padres indicando que solo estaba buscando atención y al mismo tiempo regañandome diciendo que debí haber informado que estaba en el hospital. Lo cual me parecía estupido, ya que lo supieran o no, no les iba a importar.

Por otro lado mis abuelos estaban bastante preocupados por mi salud y me mantenían muy vigilada. No había ni un segundo en el que uno de los empleados de la casa entraban a revisar como estaba. Cosa que me frustraba mucho ya que no tenía nada de privacidad.

Estaba perdida en mis pensamientos cuando entra una de las empleadas de manera sigilosa haciendome perder el hilo en el que mi mente me llevaba.

— Jovencita – pronunció con voz baja

— ¿Sí? – pregunté quitandome los aurículares que llevaba puestos

— El jóven Alan está aquí para verla.

— Dile que pase – hablé mientras me acomodaba en mi cama

Agarré mi celular poniendo pausa a la canción que estaba escuchado y me reincorporé en la cama. Justo cuando volteé mi mirada a la puerta iba entrando Alan con su cabello perfectamente desordenado, su vestimenta impecable y su sonrisa reluciente.

Mientras tanto yo estaba aquí sentada con mi cabello todo alborotado, mi vestimenta toda alocada y con una sonrisa...Falsa..Más falsa que el matrimonio de mis padres.

— Hola princesita

Princesita. Ese apodo tan hermoso pero que cargaba tanto peso sobre mi, ya que cada vez que lo decía no sentía nada.

— Hola – dije con una leve sonrisa – ¿cómo estás?

— Bien ya que estoy contigo – tomó asiento a mi lado y agarró mi mano depositando un leve beso en sus nudillos. – y tú, ¿como estás?, ¿que haz hecho?

— Escuchar música, hace rato almorcé y fuera de ahí nada más.

Desde que salí del hospital Alan también se la pasa monitoreandome. Haciendo cargo que su "princesa" estuviera sana y salva. Cosa que me hacía sentir horrible ya que no quería romperlo, no quería lastimarlo al decirle que no quería nada con el. Que simplemente no me interesaba estar a su lado. Que solo lo veo como mi mejor amigo y nada más...

— ¿Que te trae por aquí de todos modos?

— ¿Acaso se te olvido que pasará hoy? – dijo mirandome con cara de sorprendido sin soltar de mi mano

Arrugué mis cejas mirando intensamente a su rostro hasta que me llegó lo que pasaría hoy.

"Valla conveniencia y mierda" pensé

— Hoy conoceré oficialmente a tus padres

— Así es – mencionó sonriente – pasaba a ver si estabas lista así podíamos pasar par de horas juntos en mi casa, pero ya veo que no es así – soltó una pequeña carcajada

— Lo siento Alan se me había olvidado que era hoy. Si quieres me puedo alistar ahora y- –fui interrumpida por un casto beso en mis labios

— No te preocupes preciosa, de igual manera aún tengo cosas que hacer antes de que sea hora de que vallas a casa así que si quieres te puedo dejar aquí alistandote mientras voy a atender unos asuntos y te recojo, ¿te parece?

Solamente asentí.

Pasó unos 30 minutos más conmigo hablando de todo y nada y partió hacia sus diligencias. Dejandome a solas, solo yo, mi presencia y mi soledad. Me levanté de mi cama y fui hacia el baño para así darme una ducha y poder alistarme.

Salí del baño y me puse mi ropa interior. Agarré una falda negra, una camiseta negra y mi chaqueta de Cheryl Blossom. Me puse unas Vans rojas y acomodé mi cabello. Me puse mi reloj y mi pulsera, mis anillos y ya estaba lista.

Por más que no quisiera ir, tampoco quería ir desagradable. De una forma u otra quería dejar una impresión.

Me senté esperando a que llegará Alan mientras pensaba hasta cuando iba a estar manteniendo esta falsa. No quería que fuera muy lejos, no quería lastimarlo. No quería hacerlo hoy pero al mismo tiempo no puedo dejarlo pasar de hoy. Debía hacer algo al respecto.

O las cosas podrían salir muy mal...

Mis pensamientos, como siempre, fueron interrumpidos por una de las empleadas indicando que ya llegó Alan.

— Jóven ya llegó el jóven Alan. – con eso salió de la habitación dejándome con arrepentimiento de querer ir a casa de Alan.

Me levanté de mi cama y fui hasta el primer piso donde me esperaba Alan vestido con una camisa de botones blanca, un pantalón negro y zapatos negros. Su cabello como siempre bien peinado. Siempre luciendo perfecto...

— Te vez bien – mencioné haciendo que se diera la vuelta – bueno, siempre luces bien...

— Tu no te quedas atrás princesa – agarró mis manos en las suyas delicadamente – te vez preciosa.

Quedó super claro... Esta sería una larga noche...






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Hasta que su desorden nos separe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora