Y entonces despertó, pero despertó despacio, como si quisiera que la luz no se filtrara en sus ojos, la sorpresa fue; que no había luz.
Aún era de noche, una muy agradable noche a decir verdad. Estaba desnudo cubierto de la cintura para abajo con una delgada sábana color azul marino, que se perdía en medio de la oscuridad de la habitación.
Hacía calor y se escuchaba por la ventana el sonido de las olas rompiendo en la orilla, acompañado de un débil hilo de luz proveniente de la Luna, resultado de un pequeño hueco que la cortina no alcanzó a cubrir.
Pero él sabía, sabía que hacía falta alguien a su lado. Un peso demás que se acomodaba en su espalda cuando dormía boca abajo o en su pecho, cuando decidía mirar al techo antes de caer en profundo sueño.
Si, sentía la soledad y trató de sofocar el sentimiento palpando con sus manos la cama para encontrar su cuerpo, pero no había nada.
Entonces se reincorporó de golpe tratando de localizar rápidamente forzando su visión, buscando entre la oscuridad de la noche a la persona desaparecida
Allí estaba, haciendo meditación, ypor unos segundos una sonrisa se formó en sus labios pero se borró al comprender la imagen que tenía enfrente, estaba meditando si, pero una meditación que él conocía muy bien, era para tomar fuerzas, pero desconocía el porqué.
Ella se percató de que había despertado y dejando de levitar, se paró para poner sus pies en la tierra deshaciendo su posición de flor de loto. Ella ya estaba vestida pero no con su pijama o la playera de él, ni siquiera estaba vestida con su ropa de civil. Estaba vestida con su ropa de super héroe.
Se descubrió el rostro y lo que parecía ser tranquilidad para él al encontrarla se convirtió en incertidumbre al notar los detalles y su comportamiento.
No había misiones para ellos, los ataques de las entidades demoníacas habían cesado gracias a la intervención de Raven y cuando le preguntaron de ello, ella sólo contestó con un "ya lo resolví".
¿Entonces porqué estaba vestida así?
Su atención se desvió en cuando ella bajó la mirada y movió su cabeza a un costado. Allí prestó atención a los muebles donde ella solía poner sus libros, estaban vacíos.
En esos momentos su cabeza empezó a unir las piezas desperandamente, su comportamiento en los últimos días, su insistencia por salir con sus amigos titanes aún sabiendo que ella no era así.
Su insistencia por estar con él, inclusive su manera de estar juntos en la intimidad había cambiado.
Las palabras que ella le dijo antes de hacer el amor y las últimas antes de caer dormidos.
"Te amaré hasta el último día de mi vida".
Entonces lo entendió, no eran simples palabras de amor, era una despedida.
Se paró de la cama como sí está le quemase y con todo ese temor disfrazado de enojo se acercó a ella diciendo.
—¿A dónde vas?—.
Raven aún tenía la mirada en el piso pero al escucharlo subió su rostro para conectar con los ojos esmeraldas de él y, los ojos cristalizados amatista de ella fueron el presajio de la ruina.
—Lejos, era la única forma—. Dijo la hechicera haciendo un esfuerzo sobrehumano para evitar que su voz se le quebrara.
—¿De qué?—. Dijo Demian apretando los puños mirandola con sus ojos inquisitivos, tratando de disfrazar la angustia y el miedo que le provocaba pensar que ella pudiese irse de su lado.
—De salvarte, de salvarlos a todos—. Contestó el cuervo en un hilo de voz.
—Tengo que ir al infierno—. Dijo Raven.
—¿Pará qué?, ya no hay ataques, tú lo resolviste—. Su enojo parecía crecer con cada palabra suya.
—No, solo fue temporal. Negocié ir con ellos para contenerlos a cambio de... De volver al infierno y asumir el trono—.
Silencio... Trataba de asimilar todo lo anterior, trabaja de entender porque no había hablado con él antes sobre esto, hablar con los Titanes, con Batman, alguien que evitara esta maldita pesadilla.
—Debiste decirnos—. Pará este momento su barrera comenzaba a caer y el temor ya era palpable en sus ojos esmeraldas los cuales se comenzaban a cristalizar.
—No había otra manera, lo intenté, intenté de cambiar mi destino, pero no pude—. Raven bajó la mirada de nuevo cerrando sus ojos y una pequeña lágrima rodó por su mejilla.
Demian se acercó a ella y puso su mano en su mentón subiendo su rostro y limpió con su dedo pulgar la lágrima de su mejilla.
—Sabes que no me rendiré, ¿verdad? Que no te dejaré ir tan fácil—. Dijo Demian en un susurro.
—Lo sé—. Dijo Raven con una sonrisa de dolor.
—Te amo—. Dijo Raven.
—Esto no es una despedida–. Dijo Demian colocando sus manos en la cintura de Raven atrallendola más hacía él, haciendo que la hechicera posara sus manos sobre su pecho.
— Solo quiero que me digas que me amas. No que quiero ir Demian—. Dijo ella muy cerca de su rostro mirando fijamente sus ojos.
—Te amo, te amo desde que te ví, desde que formamos nuestro vínculo, desde que luchamos juntos, desde que le hicimos un par de bromas a la bestia—. Ambos rieron y otra lágrima rodó por la mejilla de Raven.
— Te amo desde que compartimos nuestros miedos, desde que compartimos nuestras canciones, desde que compartimos nuestro primer beso y nuestra primera vez—. Dijo Demian dándole un suave beso en sus labios.
—Te amo desde que descubrí que contigo tengo un refugio, un hogar, desde que me convertiste en un romántico que jamás imaginó decir esto alguna vez—. Dijo Demian y rieron nuevamente. Raven puso sus manos en las mejillas de Demian y lo miró.
—Gracias, eso era todo lo que quería saber—. Y dicho esto, Raven disparó su poder dando un fuerte golpe a la cabeza de Demian, haciendo que este impactará en el suelo, provocando que su visión comenzará a fallar.
—No quiero irme, pero tengo que hacerlo—. Dijo Raven extendiendo su brazo y con su mano abrió un portal.
Raven miró por última vez a Demian, miró por última vez su habitación y recordó por última vez el que alguna vez había sido su hogar y su familia.
—Adiós Demian. Te amo—.
Y entonces despertó, pero esta vez despertó alterado con su respiración agitada, estaba desnudo y a pesar del calor que hacía, él sudaba frío, la oscuridad le pareció insoportable y le tomó un poco tiempo lograr regular las palpitaciones de su corazón acelerado, como si hubiese tenido una pesadilla que no recordaba.
Instintivamente puso su mano en su pecho y se sentía... Solo, como si faltara algo o alguien pero no recordaba que o quien.
Pasó su mano por su cabeza al sentir un punzante dolor y se sorprendió al sentir con la llema de sus dedos un líquido salino saliendo de sus ojos.
Se reincorporó de golpe y pudo confirmar que efectivamente, estaba llorando.
Estaba sumamente consternado, pues hacía años que no lloraba y lo peor; no recordaba la causa de sus lágrimas.
Pero el sabía, sabía que hacía falta algo, nunca supo que era ni porque desde entonces, cada noche antes de dormir sentía un vacío en su pecho. En su vida.