❝ 2 ❞ 💌

158 8 5
                                    

Al día siguiente su madre pudo atender la tienda sin problema, y Danbi, tuvo un día normal en la escuela. Al salir, se encontró con que Namjoon estaba ahí, se tensó al verlo, justamente traía la camiseta qué ayer su mamá había pedido.

<<Sé le ve muy bien>> Pensó.

Se empezó a acercar para saludarlo, pero de repente un chico de pelo rojo llegó y le rodeó el cuello. Pensó que era su amigo por que empezó a tocar su ropa nueva y a sonreír.

Tal vez le estaba preguntando donde compró esa camiseta.

Pero no era así, por que Namjoon se veía aterrado.

- Así que nueva ropa, y no tienes dinero para pagar nuestras clases extraescolares ¡Pero que descaro! - Le jaló la camiseta, y lo arrojó al suelo sin piedad. - ¡Eres un completo fracasado! - Decía mientras pateaba su espalda.

Danbi no era muy fuerte, solo era delgada, y era más bajita que ellos dos, pero el enojo la invadió por completo, y corrió hacia ellos.

En un torpe pero eficiente movimiento, Danbi tomó al tipo malo por las piernas, y lo tumbó al suelo, recargó todo su peso en el.

- ¡Ya basta, déjalo en paz! - Hoseok, sorprendido, la miró de arriba abajo, y sonrió.

Namjoon a penas abrió los ojos se levantó.

No podía creer que acababa de vivir algo así.

Alguien lo defendió.

Danbi se levantó con dificultad, y le dió una patada seca en el tobillo, haciendo a Hoseok chillar.

Entonces, sus miradas se cruzaron.

Era bajita, su pelo llegaba a la cintura, era castaño, pero las puntas eran rosadas. Tenia ojos almendrados de un color casi negro, una nariz pequeña, unos labios rosas qué temblaban de nervios, llevaba una falda negra arriba de la rodilla y una camiseta suelta color blanco, unas botas negras, con las que hizo llorar a su mayor temor.

- Gracias - A penas pudo decir.

Ella le sonrió.

Hoseok se había ido tirando maldiciones al aire. Y ellos estaban ahí, solo mirandose.

Ella quería decir algo, pero no podía, nunca se le había dificultado hablar con nadie, pero simplemente no salían palabras de su boca. Se rindió, y se fue.

Al llegar a casa, le contó todo a su madre.

- Ojalá vuelvas a verla - Su mamá, siempre sonriente levantando su ánimo.

Ella hizo hasta lo imposible para que dejaran a su hijo en paz, pero Hoseok era el que heredaría esa escuela, y cerca no había más, tampoco podían mudarse. El dinero era suficiente, pero no suficiente para rentar otro lugar. EunJi trabajaba en línea, tenía ese trabajo desde que su esposo presentó un peligro para sus dos hijos, hace unos años, cuando Namjoon tenía ocho años y su hermano Jin trece años, en una pelea, el mayor defendió a su hermano, el hombre estaba borracho, agresivo y olía fatal, golpeaba todo a su paso, Jin lo empujó, cayó sobre botellas qué el mismo había roto, la ambulancia no llegó a tiempo.

Pero Jin fue enviado a una cárcel para menores. Por que un idiota con autoridad dijo que había sido con completa intención, Jin solo estaba protegiendo su vida y la de su hermano.

Jin terminó sus estudios básicos en prisión, cuando cumplió dieciocho hizo dos años de servicio social, y por fin pudo regresar a casa, actualmente trabaja en una tienda de conveniencia, la idea era que Namjoon trabajara también, pero debido a la estresante situación qué vive a diario, solo llega a casa a relajarse un poco.

Namjoon pasó toda la tarde pensando en esa chica.

Esa misma tarde, Hoseok también estaba pensando en ella, y en lo mucho que le había gustado su torpeza para golpearlo. Pero alguien lo sacó de sus pensamientos, Taeyang, que entraba a su habitación como si fuera suya.

- Taehyung vino a buscarte -

Taehyung, era un tipo solitario, temido, aunque nadie lo había visto nunca hacer nada raro, nada malo, pero los rumores eran tantos, que su sola presencia ya hacía qué la gente se apartara.

Hoseok no era la excepción, tragó saliva.

Resulta que Hoseok estaba en una crisis extencial, donde estaba dudando de lo que hacía, y el otro día en una de sus crisis ansiosas de sentirse perdido, le regresó un balón perdido a un niño pequeño, demasiado fuerte, se arrepintió al segundo, fue a verlo, y resulta que el niño estaba sangrando de la nariz. Estuvo unos cinco minutos intentando calmarlo, pero el niño siguió llorando, salió corriendo sin su balón, y justo chocó con un chico de la edad de Hoseok, el mismo Taehyung.

Ese niño era el hermano menor de Taehyung.

Bajó las escaleras sudando y temblando, preparándose para lo peor.

Pelo rubio, ropa desteñida color rojo, y los puños apretados, los ojos filosos como cuchillos.

- Hola Hoseok - Su voz era gruesa, y de alguna forma, elegante.

- Taehyung... Yo... -

- No me interesa lo que tengas que decir, debes pagar lo que has hecho. - Ni siquiera se movía, se mantenía firme y serio.

- Te prometo que lo pagaré - Arrastraba las palabras y su boca temblaba como si estuviera nevando.

- Mañana, en la mañana, en el salón de artes, quiero verte -

Dio media vuelta, y se esfumó.

Hoseok no estaba libre del todo siendo hijo del director.



















ANÓNIMA [Editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora