La amo a ella, pero también te amo a vos.

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Mats: Siento que te enteraras por tu madre.

Mats: Emma por favor.

Mats: Te estoy llamando hace media hora ¿Podrías atenderme?

Mats: Marco dice que no debo molestarte… Pero no puedo cuando se que estas enojada conmigo.

Mats: Emma, Emma por favor.

El celular vibró en la mesada de luz, haciendo que la joven que dormitaba se despertara. Gruño mientras lo tomaba entre sus manos, y desbloqueaba la pantalla. Era otro mensaje de su mejor amigo.

Mats: No quiero perderte Em. Te necesito en mi vida. Te quiero.

Otro mensaje que fue directamente eliminado sin ser respondido. Emma volvió a apoyar el celular a un lado, mientras cerraba sus ojos y se desplomaba en las almohadas. 

Mats: Quiero que sigas en mi vida Emma. Me gustas, me atraes y lo sabes. No me alejes.

– ¿Cuándo te vas a dar cuenta que no quiero saber nada de vos? – murmuró mirando con odio el techo de su habitación.

Las lágrimas caían sin control alguno por sus mejillas, desde varias horas atrás. No fue bonito enterarse por parte de su madre, que su mejor amigo iba a casarse.

– Ni siquiera tuviste el valor para decirme de tu boda. –

Cerró sus ojos con más fuerza, y volteó para abrazar su oso de peluche. Mats se lo había regalado cuando cumplió ocho años. Dieciséis años después, y no había un día que no duerma abrazada a eso oso, que tantos buenos recuerdos le traían.

 

Llovía en Dortmund, como todos los días de los meses de invierno. El viento soplaba con fuerza, moviendo las copas de los árboles. Emma estaba en su habitación, acostada en su cama. Era el día de su cumpleaños, y ella estaba enferma.

Unos pasos corriendo se escucharon por la escalera, y segundos después la puerta de su habitación fue abierta. Un pequeño niño estaba allí, con una bolsa más grande que él, y una sonrisa que ocupaba todo su rostro. Se acercó con cuidado.

– Toma asquerosa, tu regalo. –

Mats le tiro una bolsa a su amiga, y luego se dirigió al sofá frente a la cama de la chica. Se recostó allí, mientras Emma sonrió emocionada, y abrió la bolsa lentamente.

– ¡Es un oso de felpa! – lo abrazó con fuerza a su cuerpo, mientras aspiraba su aroma.

– Era el que viste los otros días, cuando salimos con mis padres. –

Mats se encogió de hombros, mientras Emma se bajaba de la cama, y se trepaba en el cuerpo de su mejor amigo. Le dio un suave beso en la mejilla. Mats arrugó su nariz.

– ¿Qué tal si me das de esos besos que vimos que tu hermana mayor le daba a su amigo? – preguntó él de modo inocente mientras le regalaba una sonrisa, y subía sus cejas.

Mats se refería a un beso en los labios, como los que Karon se daba con su novio Thomas. Emma hizo un gesto con su nariz, y se acercó a él. Ambos pestañaron, mientras se sonreían nerviosos. Los pequeños labios de la chica se acoplaron a los labios de su amigo. Fueron unos pocos segundos, segundos en los que se besaron por primera vez.

– Eso fue asqueroso. –

Mats hizo un gesto de asco, mientras se limpiaba sus labios con la palma de su mano.

Human |Mats Hummels| |Mini Historia|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora